You can make a sinner change his ways

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Algo estaba mal y la situación era lo suficientemente grave como para involucrar una visita personal e imprevista del propio Batman.

Yumei sabía que el ojiverde estaba ligeramente incómodo, lo supo por la manera en que parecía tener dificultades para respirar pero también por la manera en que instintivamente sus dedos se entrelazaron en busca de apoyo.

—Entonces, ¿Vas a hablar o solo veniste a observarla?–murmura el de mechón blanco haciendo que Yumei dé un ligero apretón al agarre en una forma de tranquilizarlo.

—Sabes que esto es irresponsable–gruñe Batman sin dejar de verla, haciendola sentir tan vulnerable

—No recuerdo haber estado interesado en tu aprobación–responde Jason a la defensiva tratando de acortar la distancia de no ser por la mano que aterriza en su pecho con suavidad, sabe que sus ojos brillan de nuevo, pero que también no estaba solo.

—Vas a lastimarla–contesta el caballero de la noche sin sorprenderse ante la repentina entrada de Nightwing, quien se limitó a guardar silencio al percibir el ambiente tan tenso.

—No todos mantenemos el mismo nivel de represión emocional, que tú seas incapaz de mantener relaciones no significa que yo sea igual–

—Sabes perfectamente a qué me refiero–insiste Batman, como si estuviera aferrado a la idea de que su relación fuera el peor error en la vida del más buscado.

—Y sabes perfectamente que me importa una mierda tu opinión–expresa el justiciero con recelo, poco importandole la mala cara del hombre frente a él.

—B, no es momento, esto no es a lo que venimos–interrumpe Nightwing, posando un de sus manos sobre el hombro de su compañero, una petición silenciosa para que no empeorara la situación

—No te metas Dick–ordena Batman sacudiendo su hombro para zafarse del agarre—Jason, hasta tu sabes que es totalmente injusto que la condenes a una vida que va a destruirla–continua, haciendo que los puños del mencionado comiencen a formarse, sin saber que la pelinegra estaría tan disgustada

—No puedes decidir por nosotros–habla Yumei atrayendo la atención de los tres hombres, obligándose a no sentirse intimidada—No tienes derecho, menos cuando se trata de Jase–encara mientras trata de acercarse, en un intento por amenazarlo, por proteger a su chico de él

—Será mejor que no te entrometas–murmura Nightwing de forma amistosa, dándole una pequeña sonrisa nerviosa antes de intentar tocar su hombro justo como lo había hecho instantes atrás con Batman.

—No la toques–exige el justiciero con disgusto antes de regresarla a su lado, guiandola hacia atrás mientras su mano libre busca una de sus armas—Largo, los dos, lo que sea que quieren no me importa–

—En realidad es importante–interrumpe un tercero que a juzgar por el rostro de Jason es ligeramente cercano a él

—Entonces habla–pide impaciente, como si estuviera harto de las interrupciones, de la manera en que continúan invadiendo su espacio

—Talia está en Gotham–Yumei está preocupada, el nombre no le es familiar, pero a juzgar por el ambiente, por la manera en que su chico se aferra a su mano sabe que esa mujer desatará el infierno

—¿Y no han considerado la posibilidad de que venga a ver a su demonio?–pregunta el ojiverde sin dejar de mirarla, como si tratara de convencerla de que todo estara bien

—¿Y si viene por ti?–gruñe Batman, rompiendo su momento, esa fantasía que ambos crearon donde podían ser felices sin importar absolutamente nada—¿Ahora entiendes por qué es un peligro?–

—Encontraré la manera–murmura él sin dejar de retarlo con la mirada, a ojos de Yumei continúan siendo padre excesivo, hijo rebelde, quizá en otras circunstancias sus acciones se prestarían para algo hogareño.

—Deja de ser irresponsable–reprocha el caballero de la noche sacándola de sus pensamientos, haciendo que el hombre a su lado apriete los puños en señal de defensa.

No es el único, la pelinegra no sabe con exactitud cómo sea la relación con el resto de los petirrojos pero pareciera que están a favor del justiciero.

—¿Cuál es tu maldito problema?–gruñe antes de soltarla para empujar a Batman, quien vuelve a irritarlo al mantenerse inexpresivo

Jason sé que te fallé pero por una vez en tu vida, escúchame, lo más seguro es que...–su discurso se interrumpe, un pitido resuena, como una alarma, ella la conoce, estuvo presente cuando Roy la instaló y le explicó su funcionamiento al dueño del departamento.

—Vete, Yumei, largo–ordena con seriedad—¡Corre, ahora!–exige mientras el resto parece tomar posiciones, como si no fuera coincidencia, como si su visita en realidad fuera una premonición.

—¡No, no quiero dejarte!–grita frustrada, porque a este punto no sabe quien es más egoísta de los dos. Ella por querer seguir ahí a costa de su vida o él por protegerla incluso si eso significa alejarla.

—Mantenla a salvo–murmura en dirección a Red Robin antes de que el héroe la tome entre brazos y la arrastre por lo que pareciera un pasadizo secreto.

—¡No, Jason!–niega desesperada mientras trata de zafarse sin éxito alguno, concentrándose en los labios de su amado.

Te amo

Las palabras y el aire se escapan de su organismo en el instante en que la puerta se cierra, ¿Cómo se supone que pueda estaa tranquila si justo ahora su vida está en juego?

—Él puede cuidarse solo–afirma Red Robin en voz baja, con seriedad, pero al mismo tiempo tratando de ofrecerle una sonrisa—Además sería inconveniente tenerte ahí, podrías distraerlo o peor aún, morir con él–

Ella no responde, está lo suficientemente angustiada, continúan caminando hasta llegar a la salida, que los lleva a una parte de lo que pareciera ser Crime Alley, donde el Batimóvil los espera.

El camino es silencioso, una vez en la baticueva, sus uñas son las víctimas de sus nervios, sus manos tiemblan y sus piernas se sienten pesadas, el aire comienza a escaparse de su cuerpo y entonces lo ve.

—¡Jason!–llama antes de correr hacia él, sintiendo el corazón partido al verlo tan herido mientras baja por su cuenta del vehículo.

—Yumei–murmura deteniéndose el costado, aún recargado en la puerta, tratando de caminar hacia ella y fallando en el intento—Me traes de rodillas–bromea con dificultad tratando de aligerar el ambiente, secando con delicadeza sus lágrimas—Solo tú puedes hacer que un pecador cambie su camino

—Estas delirando–susurra la bartender aferrada a su torso después de tocarle la frente y notar que tiene fiebre

“Te amo” no necesitan mencionarlo, no cuando el resto de personas es capaz de sentirlo con solo verlos juntos.

You can't start overDonde viven las historias. Descúbrelo ahora