Calling out my name

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Yumei despierta agitada antes de recordar dos cosas: la primera que ya no vivía sola y por lo tanto el ruido era completamente normal, la segunda que muy probablemente el responsable era su roomie temporal que había terminado de patrullar.

—Regresaste–murmura soñolienta mientras camina sobre el piso descuidado poco importandole que sus calcetines son blancos.

—Deberias estar durmiendo–dice Jason en voz baja y sin la máscara—Necesitas descansar–

—Estoy acostumbrada a no dormir tan bien, ser bartender implica una vida nocturna–

—Ahora que ya no trabajas podrías intentar no sobrepasarte–regaña con severidad antes de que una pequeña sonrisa traviesa se forme en sus labios—¿Por qué no solo admites que me estabas esperando?–

—Lo haré cuando tú admitas que estabas preocupado por mi–dice de brazos cruzados y una expresión triunfante al ver ese sonrojo casi imperceptible en Jason.

—Si como sea, necesito dormir, esta noche fue una mierda, así que agradecería mucho que regreses a la habitación para que yo pueda morir en el sofá–

—Vete a la cama–dice Yumei más como una orden que como una petición.

—Esa es una pésima forma de invitarme a dormir contigo–a veces odia ser tan expresiva, por cosas como esa es que personas como Jason se aprovechaban para hacerla sonrojar.

Pero ¿Qué reacción esperaba si hablaba con tanto descaro?

—¡No me refería a eso!–grita sintiendo el rostro caliente antes de voltear el rostro totalmente indignada—Te ves horrible,  llevo casi dos semanas aquí y nunca veo que duermas, ni siquiera en el día–

—Nadie dijo que ser Red Hood sería fácil–alega el de mechón blanco mientras se deshace de sus armas.

—Dudo mucho que el incómodo sillón ayude a combatir tus problemas de insomnio, no me moriré por dormir ahí por un tiempo–sus ojos vuelven a encontrarse, es un guerra silenciosa que Yumei sabe que podría perder en cualquier momento, sin embargo él se suaviza, no es sorprendente pero sí inesperado.

Un suspiro sale de sus labios antes de romper el contacto visual—Bien–acepta como un niño pequeño que ha sido regañado y no le ha quedado de otra más que resignarse—Pero no te creas tan importante, solo lo hago porque realmente estoy cansado no porque lo hayas pedido tu–

El corazón de la bartender se acelera un poco al imaginar una escena similar donde Jason sea menor, ¿Cómo se vería de pequeño? ¿Tendría el mismo ceño fruncido? ¿Haría los mismos reclamos e inconscientes pucheros?

—Anda grandote, ve a dormir–ordena mientras lo encamina divertida empujándolo por la espalda, siendo frenada en el instante en que el ojiverde se da la vuelta para encararla y depositar un suave beso en su cabello.

—Descansa–murmura antes de alejarse, haciéndola sonreír.

Una vez que se asegura de que se ha ido a dormir, Yumei vuelve a la sala, no tiene sueño, su cuerpo estaba acostumbrado a desvelarse incluso mucho antes de dedicarse a la barra, su vista pasea por la escasa decoración hasta detenerse en una foto, es vieja, está algo desgastada y definitivamente no tiene derecho a verla pero es imposible ignorarla cuando reconoce al adulto en ella, es Bruce Wayne.

Es el hombre más influyente de Gotham junto a un niño sonriente, feliz, junto a Peter, no, junto a Jason Todd. Ella era distraída pero no era tonta, tenía una buena memoria y en esta ocasión era bastante desafortunado.

“Jason Todd está muerto” no era una metáfora, era una confesión, por eso había reaccionado de esa forma, por eso se sentía inquieto cuando Yumei preguntaba, era un tema complicado.

Si Jason Todd había muerto de alguna forma había regresado y si Jason Todd era Red Hood, si había venido a Gotham exigiendo la atención de Batman e involucrando al Joker, eso significaba que no había muerto en un bombardeo en Etiopía, había sido torturado hasta la muerte por esa bestia inhumana porque...

—Jason fue Robin–murmura aún con la foto entre las manos, sintiendo una punzada en el pecho.

Eso explicaba su desconfianza, su miedo y su dolor, por eso había reaccionado así cuando lo llamó por su nombre, por eso odiaba a Robin y por eso no quería involucrarla.

Tenía miedo de ser herido otra vez.

El retrato se resbala de su agarre cuando escucha un grito desgarrador, Yumei corre lo más rápido que puede solo para encontrar a Jason dormido.

Esta sudando, se remueve desesperado y entre murmullos que le parten el alma.

—Por favor, aún estoy vivo–susurra tan roto mientras ella se acerca con sutileza, puede notar que sus dedos se empeñan en arañar el aire, como si quisiera rasgar algo pero.. ¿Qué?

—Jase–dice con suavidad en busca de consolarlo, de cambiar esos temblores y reemplazar sus pesadillas—Despierta Jase–

Estoy tan solo–solloza antes de despertar, con la mirada ardiendo en ese verde radiactivo.

Yumei sabe que no fue buena idea tocarlo cuando el cañón del arma en su mano derecha apunta en su frente pero también sabe que es una reacción completamente normal de alguien como Jason y que jamás le haría daño.

—Esta bien, respira–pide con delicadeza una vez que el arma es apartada, limpiando con suavidad las mejillas mojadas del hombre, siendo testigo de como poco a poco el color en su mirada comienza a disminuir—Estaras bien, estoy contigo ¿Quieres un poco de té o...?–sus palabras son interrumpidas cuando él se aferra a su cintura, escondiendo su rostro en el abdomen de la pelinegra, aún sollozando, partiendole más el corazón.

—Quédate–murmura lo suficientemente roto como para parecer una súplica—Solo quédate por hoy–

Grita mi nombre cada vez que te sientas perdido–ofrece pasando una mano por su cabello, enredando los dedos en ese mechón blanco, dándole unos minutos para regular su respiración.

Jason se separa, viéndola fijamente por unos instantes antes de hacerle un hueco a su lado para después moverse hasta el extremo más lejano de la cama, arrinconandose a si mismo contra la pared.

Sin decir nada Yumei se acerca, puede sentir sus músculos tensarse en el instante en que se aferra a su torso, su corazón aún late intranquilo, pero no planea soltarlo.

No ahora que comienza a entenderlo.

—Te quiero Jase–le recuerda en voz baja antes de que le corresponda el abrazo.

Al menos tendrían una noche tranquila.

You can't start overDonde viven las historias. Descúbrelo ahora