Capítulo Siete

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Sebastián Dradas

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Sebastián Dradas

Sol, playa y arena. Amor, pasión y deseos. ¿Cómo vivir el día a día sin llegar a pensar en el mañana? ¿Cómo dejar atrás algo que te ha hecho sentir como andar entre olas de felicidad? Cómo saco el amor que crece dentro de mí pecho si esa mujer vino y revolvió todo en mi, haciendo que vuelva a creer en lo que significa amar y está vez desde lo más sincero de mi corazón, y de creo que es así; un magnetismo que me lleva a ella sin importar nada que seguir aquella francesa que me llena la vida de felicidad y me hace sentir amado, estoy hipnotizado en sus encantos, sus besos son mágicos, siempre quiero más de ellos no importa cuántos haya recibido durante el día.

Ella es la ilusión que le hacía falta a mi vida.

Ya ha sido un mes desde que ella vino y todo este amor de verano comenzó. Un mes en el que hemos aprendido de ambos, reímos de amor mientras otros piensan que estamos chiflados. Hundimos nuestros cuerpos en la playa desvaneciendo el calor de aquellas caricias que nos incitan a que sea algo más; perdemos la cordura y ni hablar del tiempo todo ha sido como un reloj de arena que cada minuto o segundo corre tan lento pero que fuera de nuestro mundo nos está dejando atrás.

Cada día que pasa se está quedando atrás como recuerdos del pasado. Recuerdos que en un futuro contaremos con aquel calor que quemaba nuestros corazones recordándonos lo profundo que fue vivir todo ese amor sin importar nada más que vivir el presente.

Odio el tiempo, ¿Porqué debe haber un adiós? ¿O un punto final? La vida es un maldito desastre del que ya no soporto todo lo que ocurre con todo lo que un día puede traernos. Sin embargo, no quiero pensar en ese día; no me encuentro listo para despedirme de ella, para que mi francesa se regrese a su país y comience sus estudios, ella tiene todo allá.

—¿Qué haces cariño? — ella pregunta entrando a mi habitación.

—Pensando un poco — contestó con sinceridad.

—¿Y que piensas? — preguntó con curiosidad entrando más a la habitación.

—Que regresas pronto a Francia y que yo me quedaré aquí. Sé que es un poco tonto que piense en ello cuando falta tantos días pero desde ya siento que te voy a extrañar mucho.

—Yo también te extrañaré mucho, pero sabes que puedes visitarme así como yo también vendré a verte.

—Cariño estamos de extremo a extremo, no será tan seguido.

—Haremos que funcione cariño, no te preocupes.

—Yo se que si, te veré desnuda en una pantalla cada noche mientras que me tocó imaginando que tú estás encima de mi moviendo tus caderas en un vaivén que me vuelve loco, y tú sabes que es así, tanto que no puedo tener todos mis sentidos funcionando de manera sabía.

—¿Por qué siempre tienes que pensar en eso? Estamos en un momento lindo y tú hablas de coger por la pantalla.

—Es nuevo para los dos y eso lo hace excitante ¿No lo crees? — digo entre susurros en su oído tan cerca como para sentir su respiración agitada.

Al Otro Lado Del Mundo (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora