el monstruo de la princesa (pausada)

III

Con la llegada del invierno una vez más las pequeñas hadas al igual que el empezaron a prepararse, había aumentado las cacerías en especial de jabalíes ya que su piel era lo único que mantendría a su cría en calor mientras el no estaba.

-grawww- gruñó al saltar de un árbol a su lomo.

-¿que casaste?- pregunto con un gruñido al mirarla sobre su lomo.

La pequeña de peló blanco movió sus ya alborotados cabellos para mostrar una pequeña rata saltarina entre sus pequeños colmillos -esa piel extra sólo era un estorbo... pero creo que ésa cosa debe de ser lo que le permitiría que le salieran ésas escamas duras ¿cuántas lunas más tardará?- se preguntaba mientras caminaba por la nieve y el barro del bosque. Desdé que ésa montaña calló el frío es mucho peor pero era algo manejable para la pequeña gracias a las cacerías.

-chillona voy a cazar, tu acaba con ratas en madriguera- gruñó mientras la bajaba de su lomo con su cola.

-pawa- dijo al intentar volver a subir sobre el.

-no, hara mucho frío para ti- gruñó con fuerza empujándola hacia el campo de flores -chillona no soportas frío de noche, detesto escuchar tus quejidos y a tu madre en mi cabeza- gruñó mientras la continúanba empujando pero con menos fuerza.

La pequeña entendió el mensaje pronto y se alejó corriendo a cuatro patas, entró en la madriguera y se quedó ahí un corto tiempo antes de sacar la cabeza -no te funcionará dos veces- pensó al pararse en dos patas y mostrarle los colmillos. La noche llegaba acompañada por un intenso viento helado que venia desdé las montañas donde se había formado el paso, era un amplió camino entre las dos montañas congeladas donde agua escurría por la piedra y el viento soplaba con furia pero resultaba ser insuficiente para afectarlo.

-¿que hay adelante? la cria ya puede cazar y esconderse, no morirá si la dejo- dijo en su cabeza en un intento de que la voz no lo molestará.

-por favor... por- empezó a hablar con mucha debilidad la voz.

-esta bien, tiene carne y hadas la cuidan- respondió tajante mientras miraba una vez más el pasó entre las montañas.

Con gran velocidad cruzó el camino de múltiples e irregulares rocas por las que empezaba a fluir una pequeña cantidad de agua -esto será hielo pronto... sólo hasta la siguiente luna, tengo hasta la siguiente luna para regresar- pensó mientras miraba la roca que finalizaba el camino y llevaba al otro lado, frente a el ésa roca representaba un antes y después del mundo que conocía por qué trás esa roca el mundo se volvería mucho más grande.

-¿habrán lagartos azules? ellos vuelan al otro lado de la montaña ¿acaso de aquí vienen?- pensaba mientras saltaba a la punta de la gran roca.

Cuando miró el que era un nuevo mundo para el se quedó inmóvil por un momento antes de dar su primer paso sobre la blanca y pura nieve, todo frente a el se tenía de un color blanco que eran manchado por unos muy oscuros árboles, eran parecidos a los de su bosque pero a la vez eran diferentes, eran más oscuros y de troncos mas gruesos.

-hay más montañas... si yo estoy aquí ¿alguien igual a mi está ahí?- se pregunto mientras empezaba a caminar con lentitud.

Poco a poco fue avanzando por la nieve mirando cada detalle del nuevo mundo que lo rodeaba, habían olores familiares y desconocidos en el bosque bajo la montaña -¿habrán más como chillona?- se pregunto mientras miraba el bosque, estaba oscuro y lo único que brillaba sobre el era la luz de luna reflejada sobre la nieve.

-no los puedo oler, no huele nada parecido a ellos- se dijo mientras avanzaba por el bosque.

Ciervos pequeños fueron los primeros animales con los que se topó más no les dió caza, estaba mucho más interesado en explorar ése bosque lleno de nuevos y extraños aromas -aquí hace demasiado frío... más frío de lo que ya está ahí arriba- pensó mientras miraba el pasó entre las montañas, había logrado recorrer una buena distancia donde encontró algunos animales parecidos pero mucho más pequeños a los que el conocía, pequeñas y rechonchas ratas blancas con alas se dedicaban a comerse la sabía de unos pequeños árboles de ojas azules -¿que es esa cosa? huele como flores blancas- realizando un rápido movimiento de su cola partió uno de los pequeños árboles causando que la sabia brotará del tronco.