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En el interior de una pequeña sala sin ventanas un grupo de cinco hombres vestidos con armaduras cromadas que brillaban por la luz anaranjada de una lámpara sobre sus cabezas contemplaban el mapa sobre la mesa, pequeñas fichas de madera de colores azul y negro estaban distribuidas por el mapa

—hace días que no hay reportes de batalla, sólo hay más estúpidos avistamientos de un dragón sin alas— habló el único de ellos con bigote.

—!!que no son avistamientos, les he dicho que ya perdí una patrulla completa!!— respondió un hombre con el cráneo rapado a excepción de una trenza —!!esa cosa se está comiendo a mis malditos caballos!!— termino con un golpe contundente de su daga contra la mesa.

—lo que un manco loco no me sirve !!son los malditos del Norte usando osos de montaña!!— respondió con la misma fuerza que el de la trenza.

—!!basta!!— sentenció un hombre algo mayor con el cabello bastante corto y canoso —se logró avanzar que es lo importante... sin el apoyo de los malditos jinetes ésto es demasiado fastidioso— se quejo al apretar el pomo de su espada.

—ni aún cuando mi hermano es jinete los malditos mandos le permitieron venir a luchar por sus tierras— se quejo un joven hombre de cabello rizado y negro como el carbón.

—hijo tu hermano apenas formó su vínculo... si, puede que ya monté un dragón pero todavía le falta mucho para poder ser un jinete del imperio— respondió el hombre de cabello canoso.

—pues debieron dejarle venir con la lagartija ésa— resoplo con molestia.

—como sea... ya se nos confirmó la llegada de apoyo del conde Elton Gabiedo— respondió el último en la mesa al sacudir sus cabellos castaños —se que trae consigo unos barcos voladores y tal vez jinetes... pero no hay que fijarse— termino con un suspiro.

Todos los presentes ya conocían bien el nombre de quién habían mandado para terminar de una vez con la guerrilla, tenían ya mucho tiempo lidiando con las continúas escaramuzas y tácticas sucias de los que vivían en ésa región llena de montañas de eterno invierno.

—Elton... ¿que tanto queda de ése hombre? hasta hace poco creía que ya se había ido al diablo junto a su maldito territorio— dijo descaradamente el de las trenzas.

—despues de la muerte de la santa duquesa y su hija, todos sabemos que se fue en picada... perdió incluso su título de duque junto a la mitad de s territorio en sólo seis meses— habló con lástima el de bigote —¿que opinas tu Diógenes?— pregunto al mirar las canas de su camarada.

—la duquesa era alguien valiosa para la nación, entiendo que no se hubiera vuelto a comprometer con otra mujer al ya tener a un barón... pero prácticamente abandono al muchacho juntó a todo, ése muchacho tendrá suerte si al menos lo que le queda un puño de tierra— habló con bastante seriedad.

—padre eres muy sincero con estás cosas— comento mientras se acomodaba el abrigo.

—conoci a ése hombre, jinete fuerte de gran temple... lo que venga en ésa nave, no será ni el polvo de lo que fue— termino al tomar su abrigo y salir de la sala.

Acabada ésa reunión todos se fueron a dirigir a sus propias fuerzas para continuar con la lucha, estaban cerca de la victoria pero sin ayuda tardarían algunos meses antes de acabar por completo a las fuerzas enemigas.

—!!VIENEN NAVES DESDE EL SUR!!— grito un hombre a caballo mientras corría a los muros de la fortaleza.

Después de un par de semanas trás el aviso de los refuerzos finalmente habían aparecido, cinco barcos voladores junto a una cuadrilla de jinetes de guivernos y para sorpresa de muchos un dragón bastante joven que era la compañía de un chico de catorce años.

el monstruo de la princesa (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora