Recuerdos

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                                                                                              Jason

Existió un pequeño momento, uno muy breve, durante la estadía en el viejo continente en el cual Jason había logrado imaginarse que podría cumplir con su promesa. 

El chico había soñado con continuar el legado que Percy, su hermano de armas y aventuras. Hacía dos meses había comenzado a  restituir el honor de los Dioses olvidados. Era importante incluirlos en el mundo moderno y otorgarles las ofrendas necesarias para que fueran partes de los campamentos de semidioses. Cuando se lo prometió a la media hermana (por cierto nada agraciada de Percy) la Diosa de las Tempestades violentas , Cim, quien los ayudo a eliminar al Titán Polibotes, supo que sería una ardua pero justa tarea. Su templo había sido instaurado en el campamento Júpiter y realizaban ofrendas en su honor. Además, su logo estaba presente en varios de los juegos, como el captura la bandera. Como todo Romano. sus promesas las cumplía. Aun quedaban muchos Dioses menores olvidados a los cuales rendir honor y su objetivo era poder lograrlo en el tiempo que corría. Por eso que aquella chica, que decía ser hija del Dios Baco, es decir...el Señor D, apareciera con una supuesta misión era un gran problema. 

Jason miró a los ojos verde de Aura y se concentro en ellos, podía notar una mezcla de seriedad y valentía. Mucho había tenido que pasar esa chica para llegar hasta el campamento. 

-De acuerdo, hijo del señor de los cielos-. Aura apretó su mano y lo miró profundamente.-Tienes que dejarme entrar para que pueda mostrártelo. 

Lo primero que pasó por la mente de Jason fue "¿Entrar dónde?"  no comprendía a que se refería Aura hasta que pudo ver como sus ojos se volvían de un violeta profundo. Sintió una presión en el centro de su estomago, como si algo quisiera absorber su energía, no,  en realidad era como si tirara de él. Entonces comprendió que debía dejar de luchar y soltarse a ella, era Aura quién quería dejarlo entrar a su mente o lo que fuese que estaba haciendo. Era como ingresar dentro de una película. 

Primero sintió el olor a uvas maduras y dulces que inundaban todos sus sentidos. Poco a poco fue obteniendo los colores y formas de aquel paisaje maravilloso. Se encontraba en la Toscana, justo en el corazón de un hermoso viñedo. Frente a él vio a una linda bebita de ojos verdes y luego violetas, con cabello oscuro y grandes hoyuelos. Estaba sentada en el regazo de una mujer verdaderamente hermosa. La mujer tenía un largo cabello ondulado negro y ojos oliva que resaltaban en su piel aceitunada. Ella arrullaba y cantaba una canción de cuna, mientras un hombre de cabellos negros y estatura mediana las miraba.  Jason reconoció al Señor D, aunque en esa visión él parecía más feliz y relajado. La pareja observaba el atardecer con una tranquilidad digna de un cuadro hermosamente pintado. Jason se sintió casi en paz, como si al fin estuviera presenciando algo que siempre en el fondo él había anhelado, la seguridad de una familia. 

Entonces la escena cambio, el viñedo era el mismo pero ahora la mujer estaba llorando desesperada mientras aferraba a la beba envuelta en una manta. El Señor Dionisio caminaba alborotado haciendo florecer y marchitarse los racimos a su alrededor. No podía parar de caminar de una lado hacia el otro mientras negaba con la cabeza. 

- No podré protegerla siempre Gina- murmuraba enfadado- Es demasiado peligroso que esté cerca de ella. Podría descubrirla.

-Dionisio, debes prometerme que lograras cuidarla de ella. No puede matar a nuestra pequeña.-Suplicó Gina desesperada- Yo trataré de cubrir las huellas pero no podré hacer mucho. 

-Lo intentaré- le aseguró él tomándola de las manos- pero para cumplirlo debo desaparecer de sus vidas hasta que sea el momento justo.

-Lo sé, lo sé amore mío- sonrió amargamente- Aura será siempre nuestro mayor obsequio.

Hija del Olvido- Jason Grace y Aura ThomsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora