Habitación 038 - HAOBIN

016

— ¿Puedes abrazarme otra vez, por favor? —pregunto cuando se separa, secándose las lágrimas. Hanbin asiente y vuelve a abrazarme con un suspiro.— Por un momento he pensado que nunca más iba a poder hacerlo y he sentido que me faltaba el aire...

— Yo también... —susurra apretándome un poco más junto a su cuerpo.— Pensaba que habías encontrado la excusa perfecta para...

— No, ni siquiera lo digas... —le interrumpo separándome para mirarlo a los ojos.— Hanbin, nunca se me ha pasado por la cabeza echarte de mi vida. Puede que esperara en cierto modo que fueras tú el que se marchara, y sé que mis actos han podido confundirte, pero, ¿cómo podría echarte si eres lo más importante que me ha pasado en la vida? Nunca podría. ¿Me oyes?

Él asiente despacio.

— ¿Entonces? ¿Por qué te fuiste así? ¿Por qué me pareció que querías eso?

Suspiro buscando las palabras adecuadas.

— Es...complicado.

— ¿Porqué soy un niño?

— No. Porque yo soy complicado y...porque necesito tiempo. —le digo mirándola a los ojos fijamente.— Tiempo para encontrar el valor para contarte todo con lujo de detalles y que tú estés preparado para enfrentarlo. ¿Lo entiendes?

— ¿Tan malo es?

— Lo fue, sí.

— ¿Y entonces sabré por qué parece que quieres apartarme de tí?

Sonrío con tristeza. Definitivamente no se le pasa nada inadvertido.

— Sí. Te lo prometo.

Noto que suspira aliviado. Parece hasta contento con mi respuesta.

— Está bien...Sabré esperar... —dice acariciando mi mejilla.— Pero con una condición...

— ¿Cuál?

— Que dejes de ver esto como el encaprichamiento de un adolescente hacia alguien mayor. —dice serio.— Ah, y que dejes de intentar que vea en otros lo que veo en ti. ¿Prometido?

Sonrío asintiendo. Suena justo.

Después de aquella conversación llena de intenciones en el restaurante, ambos pudimos disfrutar de la compañía del otro. Sé que aún no habíamos hablado todo con claridad, pero, tenía esperanzas de que pudiéramos hacerlo con el paso del tiempo.

(...)

Parece que las cosas volvían a su cauce, incluso mejor si caben. Ambos ya sabemos el punto donde nos encontramos y eso nos ha hecho discernir y acercar aún más nuestras posturas.

Conocer que sus sentimientos son equiparables a los míos y decirlo abiertamente, ha hecho que todo sea más real y menos lejano.

Sung Hanbin enamorado de mí...

Sonrío distraído, mordiendo el bolígrafo mientras siento la emoción invadirme ante su mero recuerdo.

— ¡Chist! ¡Chist! —oigo a mis espaldas.

Extrañado me doy la vuelta y veo a Ningning pidiendo que me acerque a la puerta del almacén de medicamentos que hay en la planta. La miro interrogante.

— ¡Que vengas, hombre! Dios mío, que paciencia tengo que tener contigo...

Dejo el informe sobre la mesa de la recepción mirando que nadie se haya dado cuenta del ridículo intercambio y voy a su encuentro.