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Cuando llego a la habitación de Hanbin, me encuentro a su madre en el pasillo con un café en la mano y la mirada ausente.

— Buenos días, señora Sung... —digo con amabilidad.

— Buenos días, doctor. —dice tras dar un sorbo al café. Veo por la puerta abierta que la habitación aún está en la penumbra.— Aún duerme. Parece que ahora está tranquilo, pero esta mañana lo he sentido levantarse muy temprano. Creo que le dolía porque no dejaba de suspirar...

— ¿Y no llamaron a Yi Zhuo?

— Volvió a dormirse y quería dejarlo descansar... —dice su madre con una mueca de disgusto.— ¿Tiene que hacerle la cura?

— Podemos dejarle descansar un poco más y así voy a por un café. —digo sonriendo.— Necesito terminar de despertarme...

Se ríe entre dientes.

— ¿Quiere uno? —pregunta levantando la mano en la que tiene el vaso con el café de la máquina de la planta.— Aunque no están muy buenos...

Ningning aparece por el pasillo y se acerca sonriente.

— Muchas gracias. —le agradezco.— Pero prefiero uno de la cafetería.

— Buenos días. —dice Ningning de buen humor.

« ¿Ning Yi Zhuo contenta después de un turno? »

— Buenos días...—digo alzando una ceja. Me mira con suficiencia mientras Tiffany la saluda también.

— ¿Vienes a desayunar conmigo? Voy a dejar descansar a Hanbin un poco más... —le pregunto a mi compañera. Ella asiente entusiasta y me giro hacia la madre de Hanbin.— ¿Señora Sung quiere que le traigamos algo de la cafetería?

— No, gracias. —dice con una sonrisa sincera.— Bajaré a desayunar cuando le realicen la cura a Bin.

Tras despedirnos, nos fuimos a la cafetería y pedimos dos desayunos completos para ambos.

— Bueno... —digo dando un sorbo a mi café.— ¿Me vas a contar que te tiene tan contenta? Aunque me puedo imaginar que un chico moreno que sirve cafés y vinos tiene mucho que ver.

— Puede ser...y te lo contaría... —dice con aire misterioso.— Si tu me contaras si es el pelinegro de instituto el que te tiene tan rarito últimamente...

Lanzo un bufido. Por supuesto que va a sacar el tema. Lo peor de todo es que soy incapaz de ocultarle algo a mi amiga, siempre me acaba pillando o hace que se lo cuente. Y esta vez no va a ser menos.

— No sé de qué me hablas. —digo con fingida inocencia.— Además, si te refieres a Hanbin, va a la universidad. Altas capacidades, chica.

Intento desviar el tema, pero ambos sabemos que de un modo u otro Ningning se va a enterar de todo.

— Anda, que ya sabes de su vida y todo... —dice con sarcasmo. Me cruzo de brazos, sé que no aguantaré mucho y ella sabe que solo tiene que rascar un poco.— Aunque claro, supongo que pasearse cincuenta veces al día por la planta tiene sus ventajas. Bueno, y hacer el trabajo que hacen las enfermeras, y no los doctores, sin permitir que lo haga nadie más...

« ¿Pero quién narices ha ido de chismoso? ¿Tan evidente es mi actitud? »

— Puedes ir a decirle a tu informante que si me va a seguir los pasos, contraste la información antes de pasártela. —digo algo molesto.

— Ha sido de casualidad, Hao. —me dice para que no me enfade.— No te alteres...

La miro por unos segundos.

Habitación 038  - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora