𝖥𝗈𝗋𝖻𝗂𝖽𝖽𝖾𝗇 ─ 𝖱𝗂𝗇𝖽𝗈𝗎 𝖧𝖺𝗂𝗍𝖺𝗇𝗂

Episodio Dos.

Devuelta en casa se despidió de su querida amiga, Si se lo preguntan.. ella vivia en Roppongi, aquel lugar del que esos hermanos eran líderes, era mejor que se mantenga alerta, ahora tenía algo de miedo, si, Emma la había asustado un poquiiiiito.

Flash back

Emma: Si terminas con ellos te van a usar de juguete sexual, te van a reventar los intestinos y te van a quebrar los huesos, van a rapar tu cabello y te sacarán los dientes, de paso también te van a quitar las uñas y te van a romper la nariz.

Fin del flash back.

Sin duda le había causado un pequeño trauma, no sabía si saldría o no, pero optó por la vieja confiable pensando que su padre no la llamaría para que lo ayudara con las compras o algo así cuando vuelva, además hoy no era día de compras, por lo tanto se coloco su pijama. Cómo se pueden imaginar era un tanto infantil, era un enterizo de pingüino.

____: Me duele la muñeca de tanto ser jaloneada.

Pasaba su mano sobre su muñeca, sobando este después del trato que recibió hoy. Procedió a ir a la cocina para servirse un plato de cereales con leche.

Después de todo, se encontraba en la sala comiendo sus cereales mientras miraba su teléfono, contestando algunos mensajes de otros amigos que tenía por ahí antes de ponerse a ensayar.

. . .

Había terminado su ensayo y de paso tomo una ducha, no iba a recibir a su padre toda sudada. Pero eso sí, siguió con su pijama de pingüino (le hecho 150 litros de perfume), la femenina solo ordenó un poco la casa, su mayor no tardaría en llegar en minutos.

Pasaban los minutos y no llegaba, algo que preocupo encierta parte a la menor, que no fue que se tranquilizó cuando recibió un mensaje que llegaría tarde y que si no podía salir a comprar una cerveza, bueno, viendo el lado bueno podría comprarse unas galletas pero.. ¿Iba a ir vestida así? Si, la verdad su lema cambio a "El que se ría me tiene envidia", cuando le dió vagancia cambiarse.

Al salir de la casa cerro con llave y se dirigió a una tienda cercana, en dónde la señora que atendia le tenía una gran adoración, era normal después de haberla cuidado de pequeña cuando su padre trabajaba, para ella era su abuela.

Caminando por allí no pudo evitar robar miradas, iba con la capucha puesta y está tenía una carita de pingüino algo tierna, parecía una criatura de 5 años usando eso según la opinión de la gente.

Cuando llegó miro a la seño con una sonrisa amplia.

Mikoto: ¡Mi niña! ¿Cómo estás? Vas a llevar lo de siempre ¿No?

____: Si, Abue, una cerveza para papá y unas galletas para mí.

Mikoto: Bien, entonces ya sabes cuánto será pero te llevas estás papitas gratis -murmuro mientras le entregaba unas papas.-

___: ay, gracias abue pero no hace falta, yo te las pago.

Mikoto: No le rechaces los regalos a tu abuela...

___: ay-... Bueno, me las llevaré.

Mikoto: ¡excelente!

Al entregar el dinero; la mujer le entrego las compras y le mando saludos al padre de la menor, la cual se despidió amablemente decidida a volver a casa, pero cuando corto por un callejón observó algo que no debió observar, una pelea callejera, aquel pasillo extenso no tenía dónde pudiera esconderla.

(Mierda... Me van a robar..)

Pensó a la hora de ver cómo el último de aquellos tipos callo, mientras el "Kilómetro parado" se iba el otro volteo en dirección a la fémina tras verla por el rabillo del ojo, se acomodo los lentes observándola con detenimiento, dedicándole una sonrisa suave tras ver tal adorable pijama.

?: Vámonos, Rindou.

Sin nada que decir, ambas miradas fueron separadas, en cuestión de segundos aquel desconocido se había marchado de su vista, ese era el chico que había visto en el centro comercial, según Emma uno de los líderes de Roppongi, hablando de ella no tardo en sacar el teléfono del bolsillo y marcarle, colocando el teléfono en la oreja mientras se obligaba a seguir con su paso, la noche poco a poco caia y prefería pasar rápido por allí antes que esos tipos se levantarán.

Llamada

Emma: ¿Que paso?

____:Me lo encontré y estoy en mi pijama de pingüino.

La carcajada de Emma sonó tras aquel teléfono, el paso de la joven No sé detuvo aún que tenía ganas de ir a visitar la residencia Sano y golpearla.

Emma: ¿Y que te dijo?.