¿Equivocarte?

204 32 27
                                    

Siempre pensó que sus amigos tenían una sonrisa resplandeciente, incluso cuando sentía que su vida se resbalaba de sus manos una escapada de noche con esos dos y estaba listo para retar a la vida nuevamente.

Listo para ganar reto, listo para regresar a su casa y sobrevivir a sus padres.

Su casa siempre tuvo un aura gris, no recuerda la última vez que sus padres se rieron, vieron una película o tuvieron alguna convivencia sana como los demás niños narraban. Su casa era el lugar donde satisfacía sus necesidades básicas y se encontraba con sus padres. No era un lugar acogedor. No era donde deseaba regresar.

Entonces cuando leyó el mensaje de su amigo Shirakumo, no pudo evitar pensarlo.

Bajo las escaleras, tomo una pequeña bolsa de plástico y las lleno con las pastillas de su mamá, conocía de memoria qué cosas mezclar y cuales no servirían. No deseaba terminar peor que como comenzó.

Luego de eso se arregló como siempre, se puso el abrigo del hombre araña que Bakugo me regalo de mala gana el año pasado cuando le gano en Karate. Le daba algo de risa cuando le dijo "cuando te gane en oratoria quiero un Xbox Ultimate versión diamante". Él tenía un extraño concepto sobre una relación de rivales, pero de pequeños era divertido.

El rubio siempre le daba algo que sus padres nunca le regalarían.

En uno de los bolsillos del abrigo guardo la pequeña bolsa de plástico y decidió seguir con su plan de cada vez que se escapaba. Abrió la ventana de su cuarto y reviso que la rama del árbol que estaba algo alejada no luciera dañada ni lista para romperse.

Sus padres nunca supieron de su ligera habilidad para escalar árboles, o para lanzarse en ellos particularmente.

Se subió al marco de la ventana, donde tenía algunas plantas y cerro la ventana detrás de él. Miró el árbol qué aunque no estaba demasiado lejos pero ni tan cerca y se lanzó sin dudarlo. No se había caído antes y no creía que lo haría ahora.

Estando en lo que el considera zona segura reviso los mensajes y al ver que en uno le avisaban que ya estaban llegando decidió sentarse a esperar. Hori es el que tenía una gran habilidad para escabullirse en todos lados.

—Eres demasiado bueno infiltrandote en lugares ¿Estas seguro que no eres un criminal o algo así?

El azabache tartamudeo una respuesta rápida ese día. Pero poco le podría haber importado si su amigo estaba metido en algunos asuntos no tan legales, si le servían para salir de casa eran bienvenidos.

—¡Izuku! Tus padres están en casa.

Dijo Hori algo angustiado cuando doblo en una pared, aparentemente vio por alguna ventana a los dos Midoriya conversando.

—Sí.

—¡Nos podrían haber visto! Dios, me sacaran canas ustedes dos.

El azabache se rio pero al ver que su amigo no lo hacía se mordió los labios y pensó en algo.

—Mira, hoy tengo un plan que te gustará.

—¿No íbamos a ver una película y ya?

Hori se rasco la nuca apenado y forzó una sonrisa.

—Hombre, por mi parte quiero darte una sorpresa a medias.

—¿A medias?

—See, es algo que pensé en realidad hace demasiado tiempo, pero pasaron cosas y decidí cambiarlo un poco.

—¿De que se trata?

— Te lo diré ¡Luego de la película!

El peliverde le sonrió y asintió.

Atrapado en el FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora