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Aidan Gallagher:

La llamada me había dejado algo desconcertado, pues nunca jamás había faltado a su trabajo en el tiempo que había trabajado aquí. Le di permiso, más no dejaría que volviera a suceder, sabe las reglas. No puede llamarme en medio de la noche, menos estando en una cita.

Mejor dicho ya cuando acabe una.

Me levante de la cama dejando a la chica que dormía plácidamente después de la sección de sexo que acabábamos de tener y fui a la ducha, pensando en ____. Claramente.

Podría ser que este enferma ya que la última semana, casi no podía comer. Cuando todos en la oficina todavía se encontraban con su comida sobre la mesa, ____ tenía su computador sobre ella. Fue un par de veces que me anime a preguntarle si se encontraba bien, en especial cuando vi que no había terminado ni la mitad de lo que había en ese taper, si definitivamente, tendría que estar enferma.

Y aunque trate de no preocuparme toda la noche no pude, ya que al otro día seguía pensando en eso, viendo la oficina vacía de ella, Sadie tuvo que reemplazarla, pero no era lo mismo, ____ sabía todas mis jugadas, Sadie fácilmente podría ser una chismosa, así que de hacer las citas me encargue yo personalmente ese día.

Mañana tendría que decirle a ____ que me empezara a dejar una lista de los números de las personas citadas, pues no contaba con ninguno, vaya descuido mio, esto no tendría que volver a pasarme.

Así paso el día entero, yo estaba estresado, era difícil acostumbrarme a que no me siguieran el ritmo. Sadie no era mala, pero tampoco excelente, eso sí le pedí perdón varias veces, pues como ella sabe, la única que puede satisfacer mis necesidades laborales es ____, con eso Sadie y yo pudimos bromear un par de veces, pero no dejaba de estresarme.

Estaba ya apunto de irme cuando sonó mi celular, era ____.

-Hola, ¿todo bien?- pregunte.

-Hola, Aidan, necesito hablar contigo- soltó, a lo que yo quede sorprendido.

-Mañana cuando vengas...- me interrumpió.

-No Aidan, ahora, necesito que vengas a mi departamento- hablo demandante.

-Bueno iré, porque eres tu, pero no me vuelvas hablar así, soy tu jefe- aclare, pues yo nunca le hablado mal, incluso estando fuera del trabajo.

-Lo siento, solo ven rápido.

Colgó.

Si yo me encontraba estresado este día, ahora estaba enojado. Pero no tenía de otra, así que subí a mi auto y maneje lo más rápido posible a su departamento, me había dejando un mensaje, era en el tercer piso, puerta 21.

Entre al edificio y tome el ascensor, esperando a que en verdad fuera importante para tenerme allí. Al salir, fui en busca de la puerta, caminando me di cuenta que era la segunda puerta, este debería ser un departamento considerablemente grande, toque el timbre.

-Pasa- dijo abriendo la puerta.

-Buenas noches.

-Buenas noches, disculpa por hablarte así, pero necesitaba hablar contigo.

-¿Que sucede?- pregunte parado frente a ella.

Ella cerró la puerta y volteo a verme, estaba vestida con un camisón, se veía en su mirada que no la estaba pasando muy bien.

-Aidan estoy embarazada.

Esto no podía ser.

-Toma los papeles, tengo justamente una semana de embarazo, ese hijo es tuyo, merecías saberlo- agregó tendiendome los papeles.

Todo me cuadraba en ese momento, si era así, claramente ese bebé era mío, pues ____ no era de esas chicas que buscaban sexo cada noche solo para satisfacer sus fantasías, conmigo pues fue un "desliz" que yo también provoque porque seguramente si no hubiera agarrado confianza, jamás se me habría insinuado para tener relación conmigo, ella no era asi. Enserió en que momento se me olvido cuidarme.

-Dios santo, ¿no nos cuidamos?- pregunte pasando mi mano por mi cuello.

-No me acuerdo en este momento Aidan, pero eso ya no importa, ya esta- hablo sentándose en su sofá.

Era cierto, pero tampoco estaba listo.

-____, sabes que yo no estoy listo para esto.

-Ya lo se. Yo tampoco estoy lista para ser madre.

-Mira yo, no quiero ser padre, pero tampoco podría dejar a un hijo desamparado- hable tomando asiento a su lado.

-Yo solamente quiero que lo sepas, porque yo no tengo necesidad que te quedes conmigo, puedes librarte de todos tus derechos.

-No claro que no haré eso- respondi seguro.

No podría hacer algo así, que clase de valores tendría yo para hacer semejante cosa, tendría que enfrentar las consecuencias. Aunque no quisiera ya había metido la pata.

-¿Que harás entonces?, ¿Casarte conmigo?

-Claramente- respondi- quiero que este bebé sea reconocido como mi hijo, como te dije, no puedo dejarlo desamparado- le volví a repetir.

-Que miserable sere- suspiro recostandose en el sofá.

-No lo veas así, seria un matrimonio libre, ya sabes- porque claramente yo no podría tener ojos solo para ella.

-Para eso mejor, no nos casemos- respondio- yo no quiero que me andes poniendo el cuerno, porque yo no haré eso. Además tu hijo puede ser legítimo sin casarte conmigo.

-Yo no podría aceptar eso- dije- mi hijo debe estar dentro de un matrimonio.

-Un matrimonio que estaría roto, has pensado lo difícil que era después separarnos.

-Pues si, pero si hablamos las cosas bien con el niño desde un principio, puede ser que todo esto sea menos complicado.

-Aidan, esto no es ningún negocio- hablo firme- prefiero casarme con un hombre que quiera ser padre y esposo que este a mi lado, si solo quieres ser padre, no me casaré contigo.

-Sabes que no puedo tener ojos solo para ti.

-¿Tanto es el placer de ser infiel?

Era una adicción para mi.

-_____, no me iré sin tener una solución.

Suspire, yo sabía que sería infiel, no debía ilusionarse por tenerme como solo de su propiedad, ella solo me miraba, estaba pensando demasiado y no era para menos, pues no se puede tomar a la ligera esto, era un bebe, claramente buscariamos la manera que todo en su vida sea lo menos doloroso posible en todo ámbito, eso de los divorcios que terminan mal son lo peor para mi, pero confío que ____, sería un divorcio que terminaría bien, si armamos las piezas bien desde un principio.

-Yo se todo lo que harías, ¿verdad?

-Si eso te hace estar más tranquila, por supuesto- respondi tomando sus manos.

-¿Cuando empezaría todo esto?

-Desde hoy

El placer de ser infiel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora