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El pelirrojo se alejó ligeramente de mí al escuchar el sonido de la puerta abrirse. Ambos volteamos hacía la entrada del aula. Era Shu.

—¿Qué carajos estás haciendo, Ayato? —su voz sonaba seria y ligeramente molesta. -Aléjate de él.

El recién mencionado, Ayato, rió suavemente y volvió su mirada a mi cuello.

—¿Cuál es el problema? Solo me estoy divirtiendo, justo como tú lo hiciste... —Miró a Shu y sonrió, sus dedos acariciaban la herida, acercándose a mi cuello.

Yo para ese momento estaba estático en mi lugar, estaba nervioso y confundido. En un movimiento rápido, Shu golpeó a Ayato, haciendo que se alejara de mí, ¿EN QUÉ MOMENTO LLEGÓ HASTA AQUÍ? Me quedé quieto, mirando todo. Qué incómodo. Ayato se retorció al sentir el golpe, estaba tirado en el suelo y Shu estaba frente a mí dándome la espalda.

—¡¿Qué diablos crees que haces, idiota?! —Ayato soltó con dificultad, se paró rápidamente y tiró un golpe hacia Shu. Sorpresivamente Shu paró el golpe y volvió a alejarlo.

—Dije que te alejaras, Ayato —Shu parecía sereno, incluso en esta situación.

Pensé por un momento antes de salir corriendo del aula. Yo no quería involucrarme en eso. Corrí hasta el aula de Biología, dónde empezaba el segundo periodo tras el descanso, lo cual no hacía mi posición mejor a la anterior.
Dejé mis cosas en un asiento alejado y me fui a las escaleras de la academia, sentándome ahí. ¿Qué acaba de pasar? me pregunté. Era raro, todo lo que envolvía a Shu era raro, la chica, Ayato y su familia. Todo era tan extraño. Suspiré y descansé por un momento antes de que el descanso se acabara. Miré a mi alrededor, estaba vacío, a esta hora casi todos estaban en la cafetería o en el área de afuera, parezco un rechazado social. Me levanté ni bien sonó la campana, caminé a paso lente hasta llegar al aula de Biología, ya habían unas cuantas personas dentro, mientras otras como yo apenas llegaban. Ni bien entré sentí un jalón.

—Te vas a sentar conmigo —ordenó el rubio.

Mierda, ¿por qué tenía que sonar tan sexy? Mi cara se volvió un poco roja y simplemente asentí, dejando que me llevara hasta donde él. Agarré mis cosas del asiento original y me senté junto a Shu.
Parecía enojado pero tranquilo a la vez, intenté concentrarme en la clase mientras Shu se apegaba a mí.
Durante la clase, pude sentir como Shu se estaba comportando extrañamente protector conmigo. Me mantenía cerca, como si tuviera miedo de que Ayato volviera a acercarse de tal manera a mí.
Sin darme cuenta la hora pasó, me quedé en un mini trance por un rato antes de que acabara la clase. Shu me despertó de mis pensamientos y me susurró al oído.

—Ya terminó la clase, ¿qué te toca? Te acompaño a tu clase —me miró, sus ojos estaban bien fijados en mí.

No pude evitar sonrojarme ligeramente y sonreír como estúpido. Me tocaba filosofía, en el 2do piso.

—Filosofía, ¿no llegarás tarde a tu clase si me acompañas? —ambos apenas salíamos del aula y habíamos parado en la entrada.

—No importa.

Sin más, ambos subimos las escaleras hasta el segundo piso. Tal y como dijo, Shu me acompañó todo el camino hasta dejarme frente al aula, me dio un pequeño golpe en la espalda y se fue.
No me tocó de otra que sonreír y entrar, la clase aún no empezaba y me senté en uno de los asientos libres. Un chico de cabello negro se me acercó con una pequeña sonrisa.

—Hey, te he visto desde hace un rato, ¿siempre estás solo? —el chico se apoyó contra la pared, mirándome fijamente.

Desvié la mirada con incomodidad. Sí, era obvio. Pero preguntarlo directamente era un tanto... incómodo.
El contrario rio nervioso.

—Lo lamento, no lo decía con una mala intención. Solo intentaba ser tu amigo —el chico volvió a sonreir, su sonrisa era bonita pero, de cierta forma daba una sensación rara al verlo.

El chico siguió conversando y conversando mientras yo disociaba a sus palabras, no me interesaba mucho la plática y solo respondía vagamente con sonido de aprobación. Y de repente unas palabras me sacaron de mi lugar.

—Entonces está acordado, te veo mañana en la cafetería —el chico se despidió y volvió a su lugar, al mismo tiempo que el profesor entraba al aula disculpando sobre su atraso.

Mierda. Estaba en problemas, ¿cómo fue que terminé aceptando salir con alguien que no conozco? Me maldije a lo bajo. Era torpe, pero esta vez se me fue de las manos.

Cuando la clase terminó, suspiré y guardé mis cosas, ni bien salí Shu ya estaba en la entrada esperándome. Reí para mí mismo, era divertido ver a Shu tan atento que parecía irreal.

—Hey, ¿vamos juntos? —una mano sobre mi hombro hizo que parara mi camino, volteé para ver al mismo azabache de antes.

—Ah, espera... No creo que.. —no me dejó terminar y solo me tomó del brazo y salimos apresurados del aula, miré a Shu y ambos cruzamos miradas. Ambos lucíamos igual de confundidos.

Al final terminé yendo con éste idiota. Parece un golden retriever con tanta energía. Suspiré y recosté mi cabeza sobre mi pupitre, miré mi reflejo en la ventana y pude notar mis ojeras, era cada día más evidente que no dormía bien. Volví mi vista hacia en frente y noté una nota pegada con un número. Leí la nota:

"Mi número :D
que no se te olvide agregarme eh!

* *** ***** ****"

Pensé en arrugar la nota, el chico era tan molesto. Calmé mis impulsos y solo guardé la nota en uno de mis bolsillos y seguí perdiendo mi vista en la ventana a mi lado.
La campana sonó y guardé mis cosas, me tomé mi tiempo al guardarlas. Las clases habían finalizado y esperaba que el pelinegro no me pidiera que lo acompañara a su casa. Pero pareció que los dioses escucharon mis lamentos y decidieron ayudarme. El chico solo se despidió y salió del aula.
Me agradecí internamente de que no tenía que verlo tras el horario de clases.
Salí del aula y estaba Shu.

—¿Quién era ese? —su tono era calmado pero sonaba un tanto molesto.

—Ni idea, no escuché mucho de lo que dijo en toda la clase de filosofía —respondí con tranquilidad.

—Hmm... —sin decir algo más, Shu y yo caminamos hasta la entrada de la escuela, él se fue en su limosina y yo seguí mi camino hacia mi casa.

Caminaba tranquilamente hasta que un brazo sobre mi cuello me acercaba hacia el cuerpo de la misma persona.
Sin ver pude reconocer su voz al susurrar.

—Nos volvemos a encontrar, pedazo de carne... —

Continuará...

hola me extrañaron? JAJJAJA ok perdón por el atraso. lo dije en el anterior capitulo pero lo volveré a decir, tuve tremendo bloqueo artístico nuevamente.
igual, ando en clases asi q no creo actualizar con tanta frecuencia pero no se preocupen que sí la voy a terminar.
algún día pero terminaré.

𝕻𝖊𝖈𝖆𝖉𝖔 | 𝑺𝒉𝒖 𝑺𝒂𝒌𝒂𝒎𝒂𝒌𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora