PRIMER DISPARO: EXTRAÑAR A OTTO

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Con el tiempo descubrí que existe una carga moral que va en una especie de mochila sobre tus hombros. Ser infiel para algunos se trataba de la mayor sabiduría porque claramente, aprendías a administrar tu tiempo, tu dinero, tu amor. Pero para mí - después de hacerlo - se convirtió en el mayor estrés de la vida, en la mayor carga emocional; me absorbía en mente, cuerpo y alma.

La adrenalina que ocasiona este acto, tal vez se convirtió en una especie de adicción al placer. Y no sólo a un placer físico, sino también a esa atención que recibes aunque sea por un rato.

Me complacía tener un poco de amor, de cualquier manera llenaba un vacío que aún sigue existiendo dentro de mí porque de ser lo contrario, nadie en su sano juicio buscaría a alguien a quien le rompió el alma, la esperanza y los sueños.

Hace poco conocí a un pequeño llamado Otto, lo sé tiene el mismo nombre que tú, y por un momento pensé que el universo lo había mandado para compensar que tu ya no estás en mi vida.

Con el paso de los días descubrí que a Otto le encanta conectar con la naturaleza, de hecho tiene un "árbol favorito", y cada que puede le da un abrazo, dice que así es como el árbol y él saben que se quieren. Me hizo mucha gracia y recordé que a ti no te gustaban los abrazos, pero amabas los que yo te daba.

Por cierto, Otto es el hijo de Luke, sí el mismo Luke que vendía hamburguesas fuera de "nuestro parque".

El pequeño Otto tiene una perspectiva de la vida llena de amor. Él cree que las almas que realmente se aman siempre van acompañadas de una mariposa, es decir, si una mariposa aparece en tu jardín o pasa delante de ti camino al trabajo es porque sabe que alguien te ama mucho. Platicar con Otto es como sentarse a tomar un café con un viejito que escribe poemas todos los días y que cree firmemente en las vibras y en la energía del universo.

Apuesto a que si algún día tienes la oportunidad de conocer a Otto, te conquistará el corazón como lo ha hecho conmigo.

En ocasiones Otto me pregunta si he amado a alguien, y bueno, aunque Otto sea muy pequeño como para platicarle nuestra historia; sabe perfectamente que sigo esperando al amor de mi vida. Él dice que las cosas buenas llegan cuando menos te lo esperas, así que tiene la esperanza que el amor de mi vida llegue a mi en invierno, porque sería genial que lo recibiera en mi estación favorita del año.

¿Sabes? Me gustaría sentarme junto a ti, tomar tu mano y contarte de forma verbal todo esto que ahora escribo, sería tan maravilloso. Te visualizo frunciendo el ceño y colocando el mentón sobre la palma de tu mano derecha, encorvado para poder recargar el codo sobre tu pierna. Probablemente me preguntarías si el pequeño Otto tiene ojos bonitos, o cuales son sus travesuras favoritas. Después de eso añadimos que debería prepararle un postre a Otto, a Luke y a su esposa Emma o tal vez invitarlos a salir; me dirias que escogiera un lugar bonito o hicieramos un picnic, que iríamos juntos a divertirnos con el pequeño Otto. Así es como comenzaría una larga charla acerca de si quisiéramos tener hijos, cómo los educamos, qué nombre les pondremos y tú insistirias en querer tener una pequeña; una niña que te haga berrinches bonitos.

Querido Otto, no tienes idea de lo mucho que me arrepiento de mis actos; ocasionalmente me duermo pensando en si aún hay algo que yo pueda hacer para sanar el bello corazón que lastime, no lo sé, me duele mucho aceptar que jamás vuelva a verte o ha saber de ti. Me dolería saber que tienes un nuevo amor, y a la vez me siento una completa egoísta por no querer que te enamores nuevamente de alguien que no sea yo. 

PARA CUANDO APRENDAMOS A ESTAR SOLOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora