Algo se desarma en nuestro interior cuando nos rompen el corazón, a veces es mejor cargar con el peso de nuestro corazón roto que con el de haber roto uno. Lo más probable es que a quienes les rompamos el corazón jamás los volvamos a encontrar, y nos demos cuenta que ya no quedan más que recuerdos.
Darte la oportunidad de amar nuevamente te hace pensar en lo desgraciada o desgraciado que fuiste en el pasado, tal vez toxico, amoroso, o simplemente una mierda.
Después de un largo tiempo de seguir pensando en ti, en el día más aburrido y jodido conocí a un gran ser humano. Hemos chocado al comprar un helado, sí de esos baratos. Pude haberme molestado porque vaya que me dolió el choque, o tal vez él pudo haber dicho que tuviera más cuidado. Lo cierto es que solo nos reímos. Y no sé cómo pasó Otto simplemente la conversación surgió, comenzamos a platicar de lo mucho que nos gustaba el helado, sobre todo en los días fríos. Me contó que cuando era pequeño su madre solía comprarle los helados más baratos porque era lo que podía permitirse, pero que no lo descubrió hasta los 12 años. Y bueno Otto, ahora se que se llama Mike, su color favorito es el verde, ama los días nublados, disfruta de comer en silencio, le gustan los olores cítricos, le encanta cuando las mañanas son frías, y puede escuchar música todo el tiempo.
Hoy es nuestra primera cita. Por un largo rato he pensado en echarme para atrás, porque en el fondo pienso que aún no estoy lista. E analizado si hay algo en que se parezca a ti Otto y, joder, eso esta mal.
En una de las tantas charlas que he tenido con Mike en las últimas semanas, me ha dicho que a veces es necesario dejar ir a quien amas para que llegue aquella persona que te ame.
Creo que nos debemos una sincera disculpa Otto, por habernos hecho creer que seríamos compañeros de vida. Probablemente no nos amábamos tanto como decíamos. Merecemos un gran amor, alguien con quien puedas divertirte y reírte por el resto de tus días, con quien puedas ser maduro, infantil o pervertido, sin miedo a que te juzgue.
El amor que se siente como una montaña rusa es peligroso. Porque cuando termina reclamas todo lo que has dado, la corona que has colocado sobre la cabeza de tu gran amor la tiras, y solemos romper el jarrón de recuerdos, para después regalarle una despedida miserable. Cuando todo se rompe algunos suelen expresar incoherencias que aseguren el odio o la tristeza. Y entonces es cuando te das cuenta que no volverá, que no volverás. No es fácil olvidarse pero no se cuantos días, meses, años o vidas se tiene que esperar a que el amor de tu vida regrese.
Es por ello que con la inseguridad en los pasos y el temor a enamorarse me he alistado para esa gran primera cita. Es momento de nuevas primeras veces Otto, es momento de compartir un poco de nuestro tiempo sin sentir que los minutos, las horas y las personas nos pisan los talones. Merecemos risas y citas. Y tal vez, hoy sea la primera de muchas.
Deseame suerte Otto, y por favor, reza al universo para jamás volver a encontrarnos, ni siquiera en nuestras mejores pesadillas.
Chin, Chin.
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PARA CUANDO APRENDAMOS A ESTAR SOLOS
RomanceMarie después de haber engañado a su gran amor, Otto; decide escribirle a su recuerdo con la intención de reconfortar a su corazón. En una especie de diario ella redacta textos esperando a que un día deje de pensar en él, a que un día deje de extrañ...