Capítulo 5: ¡Castigados!

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Tanjiro

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Tanjiro.

En el momento que Tomioka-sensei tocó su silbato, pensé que nos pondría a hacer ejercicios; ya que era su segunda hora. Pero no, no fue el caso.

Sorprendentemente nos dejó la hora libre, diciéndo que tenía algunas cosas que hacer y necesitaba tomar esta hora, nos llevo de vuelta al salón de clases y nos informó que podíamos hablar o hacer cualquier cosa, con tal de que no hiciéramos mucho ruido.

Lo miré curiosamente un momento, se había sentado en el escritorio y tenía una pila de papeles, se veía concentrado en lo que hacía.

No pude evitar admirar su apariencia, se ve muy joven y es atractivo. Lo curioso son sus ojos, bien parecen azules, pero, se ven vacíos. No tienen ni una pizca de brillo en ellos.

Me preguntó que los habrá hecho perder su brillo...

- Tanjiro, ven. - Zenitsu me sacó de mis pensamientos al llamarme, ya que estaba él y Inosuke juntos, solo faltaba yo.

Me acerqué a ellos con mi silla y hicimos una especie de grupo para charlar, sin embargo, yo me distraje cuando comenzaron sus típicas peleas.

Mi vista cayó en Genya, solo en un rincón.
Me daba tristeza verlo solo, se debe de sentir vacío y solitario... sin pensarlo, me levante y me acerqué a él.

- Hola, Genya. - Lo saludé con una sonrisa, aunque el no me miró tan bien que digamos.

- ¿Otra vez? ¿Qué no entiendes? ¡No quiero ser tu amigo!

- ¿Cómo estás? - Decidí ignorar sus palabras, sentándome en una silla a su lado.

- Nunca te rindes, ¿verdad?

- ¡Por supuesto que no!

- Ugh. Que cabezota eres, frentón.

- ¿Eh? ¿Y ese apodo por qué? - me lleve mis manos a mi frente, tocándola por instinto. - Que malo...

- Muérete.

- ¡Gompamchiro! - Inosuke se acercó a nosotros de repente, indignado -. ¡¿Nos has cambiado por un matón?! ¡¿Al gran, increíble, el mejor dios, Inosuke-sama?!

- No, Inosuke, no es a...

- ¡Cállate, Kentaro! - se giró hacia dónde Genya, señalándolo. - ¡No puedes robar a mis discípulos, imbécil!

Genya se lo quedó viendo como si fuera la persona más estúpida del mundo. - Tú... te caíste de chiquito, ¿verdad?

- Ustedes, bajen la voz. - Nos advirtió Tomioka-sensei.

- ¡Disculpe, Sensei! - Le respondí y él solo me miró un momento antes de volver a lo suyo.

Inosuke le gruñó a Genya, ambos comenzaron a desafiarse con la mirada.

Profesor de Educación Física (Giyuutan) EDITADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora