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¿Modelaje?

Le preguntabas a Seungcheol y no dudaría en decir que era un mundo más horrible y oscuro que la industria musical en Corea. Al momento de crecer le tocó afrontarse a la realidad de que vivía en el mundo de la popularidad y fama, rodeado de cámaras que no le permitieron ni siquiera tener una vida normal, y una vez que tuvo que tomar la decisión, la idea de dedicarse al modelaje le hacía asquearse, ni siquiera dudó que la música era lo suyo y juro por su vida jamás involucrarse en nada que tenga que ver con modelar, incluso si su madre era una de las potencias más grandes de la moda internacionalmente.

No lo entendía, no lo podía ver de la manera revolucionara que lo hacía su madre, ni la manera artística en que lo veía su padre. Diseño, ropa, tela y dibujo por todas partes, tantas tonalidades de colores para quedar loco. Ni hablar de los estándares a los que se sometían los modelos, incluso en la sociedad coreana, los modelos vivían bajo presión para no caer en el sótano de los que no pudieron.

El modelaje era como un huevo vacío, tan frágil y una vez que lo rompes no hay nada.

Esa era su perspectiva, el camino de la música era igual de cruel, pero era capaz de crear por si mismo lo que deseaba expresar, aunque muchos lo juzgaban por el privilegio de tener aquel apellido, y era así, no lo negaba. Seungcheol era una de las personas más sin vergüenza cuando intentaban tirarle mierda, era tan burlón en cuanto a ese tipo de comentarios, y seguía teniendo esa reputación en lo alto divirtiéndose.

De vez en cuando, asistía a los eventos de su madre, siempre en primera fila luciendo completamente absorto pero estaba ausente en su silla, no le quedaba más que complacer a sus padres. Sabía que las cámaras estaban allí, calculando sus movimientos para ver que escandalo podían sacar de aquella familia perfecta.

Absolutamente nada. Todo era perfectamente planeado para mantener esa imagen tan limpia que representaba a los Choi.

Estaba ahí en primera fila, en uno de esos tantos eventos aburridos viendo a los modelos demostrar absolutamente nada con los trajes de esa temporada, alguno que otro lograba sorprender a Seungcheol pero no lo suficiente. Había crecido viendo a modelos de todo tipo, en diferentes situaciones y emociones. Su madre sobreprotectora lo llevaba a todas partes cuando este estaba más joven.

Observó su reloj, ya estaba cansado de  la corbata que utilizaba para estilizar por completo su vestuario de aquella noche, porque cada que participaba en eventos, su madre se encargaba de dejar todo listo para disfrazarlo como ella quería. Seungcheol en sus veinticinco años temía a su madre.

El último modelo, El príncipe de Corea, como era conocido internacionalmente Yoon Jeonghan.

Había escuchado de él, la verdadera pregunta era ¿Quién no había escuchado de Yoon Jeonghan?

El chico que salió de la nada y sorprendió a Europa con sus irresistibles rasgos, no se sabía absolutamente nada de él, fue encontrado por un muy popular diseñador de Europa que se mantenía en el anonimato, y lo único que se supo al principio es que Yoon Jeonghan era de Corea.

Jeonghan se volvió un trofeo, si eras capaz de localizarlo para que modelara para ti, no era suerte, él te elegía a ti.

Seungcheol había escuchado todo el escandalo del príncipe de Corea debido a su madre, quien buscó por mar y tierra para localizar a Jeonghan, pero no fue años después que le llegó la llamada, lo que a Seungcheol realmente no le importo, otro muchacho lindo que tendría sus cinco minutos y ya.

Yoon Jeonghan frente a sus ojos, Seungcheol perdió.

Big Reputation | JeongcheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora