Capítulo 3: La novia de Paul

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Una chica de mediana edad los miraba desde las filas de detrás. Apartó un mechón de pelo de su rostro y apoyó su barbilla en una de sus manos. La chica tenia el pelo oscuro y corto. Las puntas acababan en bonitos tirabuzones, probablemente, hechos con una plancha. Sus ojos verdes se clavaban en Paul.

-Vaya, Paul...-dijo ella dramática, llevándose una mano al pecho -No me habías dicho que había otra chica aparte de mí en tu vida.

-Te he dicho mil veces que te quiero, pero puedo tener amigas, ¿no?- dijo Paul sonriendo, pero todavía sin soltar la mano de Sarah.

-Pero la prefieres a ella. Estoy segura de que a ella la besarías y no te cansarías de hacerlo- dijo la chica abrazándolo por la espalda. Las mejillas de Paul enrojecieron al oír esas palabras. Sarah bajó la cabeza.

-Seguro que es su novia. No me extrañaría. Paul es muy guapo, cualquiera se enamoraría de él.- pensó Sarah -Además esa chica es súper guapa- pensó mirando los afilados ojos verdes que acribillaban al pobre Paul. En ese momento, la chica clavó la mirada en Sarah. Esta se sintió tan insegura que aflojó los dedos de la mano con la que sostenía la de Paul. La mirada de la chica cambió radicalmente al ver a Sarah; sus ojos se abrieron con fuerza y su expresión se volvió tímida.

-Y la verdad, es que... - dijo la chica mirando a Sarah de arriba abajo -Es que te has elegido a una verdadera diva ¿eh?-

Al oír esto Sarah abrió los ojos y enrojeció, intentándolo no mirarla a los ojos.

-Lyla, ya sé que Sarah es una diva. Pero hazme un favor y vuelve con tus amigas. Hablamos esta noche en casa- dijo Paul besando a la chica en la frente.

-Lo sabía. Es su novia- pensó Sarah con la mirada entristecida.

-Está bien. Nos vemos luego, hermanito- dijo Lyla revolviéndole el pelo antes de marcharse.

Al oír la palabra "hermanito", una ola de felicidad recorrió cada centímetro del cuerpo de Sarah. Esta apoyó su cabeza sobre el hombro de Paul y acarició sus dedos con cariño. Paul sonrió y apoyó su cabeza sobre la de su amiga. Helen, que lo había visto todo desde el asiento de al lado, los miraba con cara de asco y vergüenza ajena.

-Y luego decís que no sois más que amigos...-murmuró Helen devorando un puñado de palomitas, pero Paul lo escuchó; levantó la cabeza y se giró hacia ella.

-Tú sabes perfectamente que si fuera por mi, seríamos más que amigos. Lo sabes perfectamente.- le murmuró en el oído a Helen.

-Lo sé, lo sé...- refunfuñó Helen rebuscando en su paquete de palomitas. En ese momento, los anuncios del cine acabaron y comenzó la película.

-La película estaba bastante bien, ¿no?- dijo Paul dirigiéndose a Helen. Esta lo miró con asco, pero su cara cambió radicalmente al recordar algo.

-Sí. La mejor parte fue cuando Sarah se asustó y se abrazó a tu brazo- rio Helen mirándolos pícaramente.

-¡¡¡Me abrazé a él, porque tú estabas en el otro lado de Paul!!!- se excusó Sarah, avergonzada.

-Ya, claro- dijo Helen poniendo los ojos en blanco con una sonrisa.

En ese momento un grito desgarrador retumbó por todo el centro comercial. Sarah comenzó a correr, por mero impulso, hacia el lugar de el que provenían los gritos. Paul y Helen la siguieron. Otro grito desgarrador siguió al primero y así uno detrás de otro. Paul señaló las escaleras mientras Helen intentaba localizar a Jack a través de su teléfono. Cuando llegaron al segundo piso, el panorama era extremadamente aterrador. El cuerpo de una chica, flotaba suspendida en el aire con los ojos cerrados.

Lágrimas de LuzWhere stories live. Discover now