Capítulo 6: Adiós, William

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-¿Q-Qué quieres d-decir con q-que no va a f-funcionar?- preguntó Sarah intentando mantener la calma.

-Creo que sería mejor que tomásemos dos caminos separados en nuestras vidas. Lo siento, pero es lo mejor para los dos- dijo Billy mirándola a los ojos. El corazón de Sarah se encogió con fuerza. William y ella estaban saliendo desde que iban a sexto de primaria, algo más de ocho años. Él había sido quien había estado a su lado siempre; él había sido su mejor amigo, su primer beso, su primer novio...Lo había sido todo para ella y no podía simplemente aceptar esa excusa. Sarah dejó escapar, inconscientemente, un par de lágrimas.

-En el instituto se te conocía como la reina del hielo por no llorar frente a nadie, quien lo diría...¿Cuánto hacía que no llorabas, Sarah?- dijo Billy intentando cambiar de tema con una sonrisa muy forzada -La ultima vez, fue...

-¿¡Eso es lo único que te importa ahora!? Acabas de decirme que lo nuestro no va a funcionar y ¡¿Me dices esto?!- dijo dejando que las lágrimas inundaran su rostro. No podía aceptar que la persona la que más amaba en este mundo le hubiese dejado de amar así de repente y encima que intentara burlarse de ella -¡¿Después de todo lo que he hecho por ti o lo que hemos pasado juntos, no soy suficiente para ti?!-

-Lo nuestro nunca funcionó, Sarah y lo sabes- dijo Billy mirando al suelo. No quería derrumbarse frente a Sarah de nuevo.

-¿¡Qué no funcionó?! ¿¡Y todos estos años, todas esas palabras, todos esos besos, todas esas noches eran falsas?!- exclamó Sarah en un intento inútil de secarse las lágrimas, ya que no tardaron en volver a inundar su rostro. Billy levantó la vista y la miró fijamente a los ojos. Sus ojos azules como el mar irradiaban tristeza, aguantando las lágrimas.

-Sí- dijo este- Aunque duela, lo mejor es ya no saber más de ti, ni tú de mi, una separación para siempre; sin reencuentros, sin sentimientos, solo seremos dos individuos que compartieron bellos momentos, nada más.

En ese momento, Sarah entendió que ya no se podía hacer nada. Todo había terminado. Él ya no la amaba. Reunió las fuerzas para levantarse y, con la mirada perdida, cogió su bolso. Nunca le había pesado tanto un simple trozo de tela con tiras.

-Adiós, William. Por lo menos, quiero que sepas que te sigo queriendo- dijo Sarah antes andar a toda velocidad en dirección a la salida. Billy intentó añadir algo, levantando la mano en su dirección, pero se quedó en silencio. La chica salió de la casa sumida en sus pensamientos. Las palabras de William le habían golpeado en el sitio donde más le dolía; el corazón. Sarah cruzó a toda prisa el jardín, el camino en dirección a la carretera se le hacia cada vez más largo. Las lágrimas a penas le dejaban ver lo que la rodeaba; ofreciéndole imágenes borrosas, casi sin color. Al otro lado del jardín, la esperaba el taxi que la había traído desde el apartamento de Paul. El conductor limpiaba el parabrisas con un trapo azul marino; al parecer algo lo había golpeado y lo había roto, creando una enorme grieta. Que irónico; el cristal estaba roto, igual que ella. Ella estaba rota por dentro. El conductor levantó la cabeza y al verla se subió rápidamente en el vehículo. Sarah abrió la puerta trasera y se sentó rápidamente, sin perder la compostura. Esta vez, su perfecto maquillaje había cedido y rodaba por sus mejillas junto a sus lágrimas, pintando delgados caminos de tinta negra en sus mejillas. La luz de sus ojos se había apagado y con ella la luz del sol. Enormes nubes grises comenzaban a cubrir aquel cielo aún hasta hacía minutos, había estado soleado.

No quería aceptar lo que acababa de pasar.

Esas palabras no podían ser verdad.

Solo una palabra resonaba en su cabeza.

"Sí"

Solo esa palabra no paraba de repetirse en su cabeza

,,Sí"

Lágrimas de LuzWhere stories live. Discover now