02 T2 - Salvación

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- Dios, me van a volver loca tú y la porquería esa detrás tuyo. ¿No puedes comportarte?

- No te atrevas a decirle así a mí hermano, bruja.

- ¿Que manera es esa de llamarle a tu madre, Kunikuzushi? Parece que esos golpes no te han servido de nada.

Las cosas en casa eran... Un poco complicadas. Siempre creí que era mi culpa todo lo que sucedía. Kunikuzushi siempre trató de protegerme de mamá, y lo único que podía hacer era llorar.

Tengo pocos recuerdos de mi infancia, empecé a tener recuerdos exactos desde que Kunikuzushi se escapó de casa.
Lloré mucho esa noche, mamá se había desquitado conmigo, me dejó la espalda marcada con moretones.
Aveces creo que le estoy completamente agradecido, pero ¿Era necesario abandonarme?

Mamá era una persona compleja de entender, era una persona muy bipolar.
Uno de sus tantos recuerdos que guardo fue ese día que me quemó con un cigarro.

Sinceramente, creí que me merecía todo maltrato que se me estaba dando, pero tengo que admitir que me sentí de alguna manera traicionado por mi hermano. Al principio me sentí decepcionado, pero con el tiempo, esa decepción se mezcló con un sentimiento de odio que con el pasar de los años fue creciendo.
Kunikuzushi nunca prometió que regresaría por mí, sin embargo, en mi cabeza de niño, di por hecho que él me salvaría.

A diferencia de él, yo no escapé, mamá me abandonó, o mejor dicho, me echó de casa. En realidad, no sufrí demasiado, la calle no era muy diferente a mí antigua casa. Mi casa era fría, al igual que el suelo de las calles de la ciudad. Al principio me quitaban otros vagabundos lo poco que lograba encontrar de comida, y siempre los días de frío era los que más sufría. Me habían quitado mis zapatos y mis pies se congelaban con el clima en ese entonces, varias veces me lastimé la planta de mis pies.
Los días de lluvia, nunca encontraba refugio, pues me lo ganaban otras personas de la calle, así fue hasta que empecé a avivarme más y logré sobrevivir día a día. Aún así, sentía que no del todo era sobrevivir, sino que parte de mis días simplemente los vivía. Ahora, finalmente me sentía de alguna manera libre, podía sentir el aire acariciando mi cara, podía compartir espacios públicos con otra gente, no era como en casa.

Así me la pasé un par de años, hasta que una madrugada, mientras iba paseando por las calles, ya acostumbrado al helado pavimento en mis pies, me dirigía a mi lugar de siempre, para acurrucarme en unos cartones y tomar calor.
Las calles eran silenciosas a esa hora, ya era tarde y con ese frío sólo una persona en un estado mental dudoso pasaría por ellas.
Busqué en un contenedor de basura grande una bolsa la cuál ya con frecuencia usaba para cubrirme, y fue cuando, en la tenue luz que daba del otro lado del callejón, escuché unos pasos, como de unos zapatos de tacón. Mi corazón dió un vuelco del susto, ¿Quién andaría a estas altas horas caminando en pleno frío, en una calle completamente vacía? Esto era algo inusual, así que me puse alerta.
La figura al parecer se percató del sonido de bolsa que había hecho, y se detuvo en la entrada del callejón, al parecer se quedó unos minutos quieta para poder asimilar lo que había en la oscuridad del profundo y estrecho lugar, y fue cuando me di cuenta que me estaba mirando.

Era una señorita, que iba encogida de hombros y abrazándose a sí misma, pude notar que el frío le estaba afectando. Me quedé perplejo por unos segundos, asimilando la situación y si realmente estaba en peligro, pero entonces la dama se envalentonó y se hundió en el oscuro lugar, acercándose hacia mí.

No recuerdo haber tenido otro contacto femenino anterior además de mi madre, así que creí que mamá era la imagen universal de una mujer, en sentido que todas eran frías de corazón y que sólo buscaban seducir a los hombres para tomar un poco de su dinero. Hasta ese momento, no sabía que mi vida iba a dar una vuelta de trescientos sesenta grados.

Si, tengo que admitir que tuve miedo al principio, pero esa señorita me llevó a su casa, le dió permiso a un extraño así como si nada de entrar a su casa, y le dió de comer, lo curó, lo bañó, lo vistió y hasta le dió un lugar para dormir. ¿Qué más podía pedir? No solo me dió un lugar seguro, sino que también me protegió y cuidó entre sus brazos, haciéndome un espacio en su corazón donde podría refugiarme cada que me sintiera en peligro o sintiera que las cosas no iban bien. Ella me dió todo el cariño que nadie me había dado.

En el inicio, creí que estaba empezando a ver a (Name) como una mamá, quizás como una hermana mayor, pero sé que mis sentimientos van más allá que eso, estoy seguro. Todavía no le he puesto nombre a ésto que siento, no sé cómo se llama y si tiene nombre, pero sé que me tomara un tiempo, sin embargo, cuando descubra lo que es, espero que ella siga estando allí para mí, porque yo para ella estaría una vida entera.

Kunikuzushi no me dió la salvación que buscaba, pero a cambio, el universo se compadeció de mi lastimado corazón y me dió lo que buscaba, al menos, eso creía hasta ahora.

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Si, ya sé, merezco dar una disculpa por la ausencia que he tenido, pero es que la inspiración no me llega chiquitines. 😭

Por cierto, feliz San Valentín adelantado, voy a estar un poco ocupado para estas fechas (no sé crean, me la paso subiendo historias a mi ig y dibujando), pero voy a hacer lo posible por darles algún especial y no dejarlos muertos. Se me cuidan esa cola porque la gente se pone salvaje en éstas fechas y anda buscando pareja (yo ese).

Háganme cadena de "descansas como si chambearas" aquí y en ig para que me ponga pilas JAJAJA.

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⏰ Última actualización: Feb 10 ⏰

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Enseñándote a Amar (Scaramouche x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora