Perfume de ti -Reimob-

Tiempo a solas (Parte 2/2)

–Me gustas, Arataka.

El día que se confesó a su mejor amigo, Arataka Reigen; Mob estaba hecho un manojo de nervios.

¿Y qué otra reacción debía de tener?

El nunca pensó que se enamoraría de su mejor amigo en el tercer año de secundaria.

Había conocido a Reigen a base de mentiras, el chico le dijo que contaba con poderes iguales a los suyos y Mob se emocionó demasiado. Estaba extasiado por poder compartir sus experiencias con alguien más experimentado que él.

Al inicio era sencillo caer bajo sus excusas para que Reigen le enseñara algo: "Tengo resfriado Mob", "Me duele la rodilla", "Estoy estresado justo en este momento".

Pero luego quedó expuesto, cuando comenzaron a hacer trabajos de exorcismos y Reigen se quedaba parado, sin protegerse ni hacer nada contra el espectro; el fraude quedó claro para el joven Mob de 12 años.

Pero él esperaría a Reigen, no iba a obligarlo a decir nada si no estaba listo para admitir su mentira. Lo único que hacía Mob era preguntar porque no hacía nada, ganándose una mirada nerviosa de su amigo y sudor excesivo por parte de él.

Mob no estaba particularmente interesado en los poderes de Reigen para el momento en que entraron a la secundaria, ambos se habían inscrito a la misma para pasar el tiempo juntos (o más bien fue Reigen el que lo siguió).

Por dentro el joven Mob no le había tomado importancia alguna, Reigen era libre de hacer lo que quisiera y a él le daría igual.

Simplemente Mob estaba demasiado deprimido, sintió que gastó su primer año sin hacer nada más que salir a hacer más exorcismos con Reigen. Sus calificaciones eran fatales, no socializó ni hizo más amigos y volvía a casa, insatisfecho sin más.

Él quería enriquecerse, vivir una vida emocionante.

Reigen siempre era tranquilo, Mob veía su felicidad ante la tranquilidad y lo envidio en cierta forma por eso. Ojalá él pudiera ser tan consciente de la realidad como el.

Finalmente, después de hacer desaparecer a un fantasma cuya alma estaba tan frustrada como la suya, Mob supo que tenía una meta en mente.

Se confesaría a su amor de la infancia.

Una niña linda que Mob había conocido mucho antes que a Reigen, la cual estaba inscrita en la misma secundaria que ellos. No sabía muy bien porque le había gustado en un principio pero la quería más que a nadie en el mundo.

Bien, quizás su familia era la excepción.

Sus poderes no la habían impresionado por mucho tiempo en el pasado, así que si Mob quería llamar su atención entonces tendría que hacer un esfuerzo aún más grande.

Se unió a un club para fortalecer su cuerpo, quería impresionarla adquiriendo una nueva habilidad. Se interesó por salir más y más de su zona de confort y comenzó a ser más abierto con las personas, aunque era difícil y muchas veces se escudaba detrás de un Reigen quien lo apoyaba incondicionalmente.

Así había sido por un tiempo.

Pero algo cambió y no precisamente en él.

Reigen comenzó a actuar extraño, parecía molesto por alguna razón que Mob no entendía. Cuando le decía que debía quedarse en el club, Reigen se molestaba aunque no decía nada.

Pero no iba a dejar que esa actitud de Reigen lo detuviera, así que cada vez tomaba más confianza para declinar pasar el tiempo con él.

–Vaya, eso fue inesperado –dijo Hoyuelo una vez que Mob finalmente le dijo a Reigen que no iría a un exorcismo.