Capítulo 4.- Promesas

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Clara

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Clara...

Desperté por unos toques a mi puerta, me levanté con pesar estaba tan cómoda que no quería ni moverme pero sino lo hacia de todas formas entrarían.

—¿Qué? —pregunto recargándome en la puerta mientras tallo mi ojo derecho.

—Vamos tarde y sabes como se pone Eve.

—Ya voy, gracias Eda.

—Soy su alarma andante querida —dijo contenta para irse a despertar a los que faltan.

Cerré la puerta para comenzar a arreglarme, acomode mi cabello y me puse la camiseta del color del campamento, deje lista mi cama para cuando volvamos solo me duerma y salí para encontrarme con los demás.

Al hacerlo Isaí estaba armando una mochila en la sala.

—¿Qué tanto llevas? —pregunto tratando de ver que guardaba.

—Llevo agua, y para curar posibles heridas no sabemos que nos espera.

—Siempre pensando en el futuro —digo como respuesta.

—Soy su líder amor.

Se acerca ya listo para dejarme un beso en la mejilla.

—Vamos, sino nos toparemos con los otros.

—¡Vayamos a ganar esa competencia! —exclama emocionada Nerea.

—Así se habla querida mía.

—También para que se la restriegues a Stefan.

—Me conoces también vita mía.

Cerramos la puerta observando como la mayoría de los campistas se dirigían al comedor, por desgracia ese no sería nuestro caso esta vez teníamos que estar en diez minutos.

—Hay que apresurarnos antes que Valeria salga y quiera llevarse a Ara —menciona Matt sin despegar su mirada de la cabaña de enfrente.

Avanzamos a la vez que miramos a todos lados esperando que Val no hiciera acto de presencia.

Respiramos con tranquilas cuando ya estuvimos lejos.

—Estoy cansada —dice Eda deteniéndose a la vez que se recarga en un árbol.

—Sube, te llevo.

—Gracias Matt.

El camino era tranquilo parecía que no pasaba nada pero la realidad era distinta, estábamos por competir para salvarnos a nosotros y al campamento.

—Prepárense no se de qué se pueda tratar y que tan riesgoso puede ser pero juntos podremos —dice bastante serio Isaí.

—Adoro tus charlas motivaciones.

—¿Enserio Ara? —pregunta ilusionado.

—No, pero lo haces bien.

Al llegar estaban los de la fase uno extrañados mirando todo a su alrededor sin saber lo que les espera.

Campamento CasiopeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora