Capitulo 8

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Fue abriendo sus ojos muy lentamente debido a lo mucho que le dolían, intentando enfocar bien su vista para saber dónde estaba.

Esperaba encontrarse con una pared color azul oscuro enfrente suyo, mientras estaba echado en un suave colchón enredado con sus calidad sabanas, tal y como solía ser cuando estaba en su habitación, pero no, nada de eso fue lo que vió.

La dura realidad le cayó como un balde de agua helada encima.
Y por supuesto, el terrible dolor en su cuerpo y cabeza que lo estaban matando, no ayudaron en mucho.

Se encontraba acostado en un colchón un tanto incómodo, siendo cubierto por unas delgadas mantas que, de alguna forma, lo protegían del frío.
Agradecía traer ropa encima que pudiera cubrir su delgado cuerpo, sin embargo, maldecía el dolor en cada parte de este mismo.
Decidió sentarse para que el dolor pudiera pasar un poco, pero al hacerlo, su mente dió un vuelco inesperado.

Poco a poco, los recuerdos de lo que le pasó antes de quedar inconsciente fueron llegando a su mente, y, con estos, el tormento y el miedo empezaron a inundar su cabeza, provocando que el dolor (que de por si ya era insoportable) fuera mucho peor.

Sus ojos comenzaron a picar, anunciando que muy seguramente, nuevas lágrimas se derramaría por su rostro.
Sin embargo, a pesar de ello, las lágrimas jamás aparecieron, sentía que lloraba pero... ni una sola gota salió de sus hinchados ojos.
Probablemente el agotamiento que sentía tanto físico, como mental, no se lo permitieron, pero lloraba, aseguraría que de verdad lloraba.

Entonces comprendió, comprendió que en ese momento no demostraba su llanto, pero por dentro estaba destrozado, rompiéndose poco a poco, como si cientos de lanzas atravesarán cada parte de su cuerpo dejándolo completamente inmovil.
Su llanto era interno, era ese que te dejá vacío; con la mente en blanco; sin hallarle el sentido a las cosas, sucesos, o a tu miserable existencia; aquel que, a pesar de todo el dolor que sientas, nunca dejará que ni una sola lágrima salga de tus ojos.

Y Shoto lo supo porque, desde su corta edad, tuvo que aprender a vivir con aquellos llantos que lo carcomían la mayor parte del tiempo, incluso a pesar de ir a terapia y tomar los medicamentos que le eran recetados, sus llantos se hacían presentes.

Pero está ves era diferente, por alguna razón, sentía que la intensidad del dolor era mucho mayor a todas las anteriores, como si todo el peso de lo que vivió lo estuviera aplastando, era mucho más que solo estar vacío y destrozado por dentro.

Mientras divagaba en su mente, recordó el inmenso dolor en su cuello que sintió antes de perder la conciencia, fue como si dos agujas se clavaran en esa zona para no salir. Lo sabía porque aún continuaba sintiendo aquella sensación en la parte izquierda de su cuello.

Aún con la vista perdida en algún punto de la habitación, llevo su mano con mucho cuidado para posarla en el lugar de la mordida. Al principio le dolió sentir el contacto de su propia mano, pero poco a poco se acostumbro a aquella sensación.

Todoroki lo sabía, sabía lo que la mordida en su cuello significaba.
Aún recuerda como se sintió cuando el lobo lo mordió por primara vez, aquella noche donde empezó su infierno.
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Cuando despertó en aquella camilla de hospital estaba confundido, su cabeza daba vueltas y a la vez le dolía.

Solo cuando una enfermera ingreso a verificarlo, supo dónde se encontraba, pero le sorprendía estar allí, se preguntaba cómo fue que llegó.
Después de todo, lo último que recordaba era estar en el bosque junto con Midoriya, si, era eso, pero... ¿Por qué estaban en el bosque?
Un lobo!!, eso era, también había un lobo que los estaba siguiendo,
y luego fueron al bosque.

DOMINIO (BakuTodo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora