Capítulo 31

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Draco no se consideraba una persona impulsiva. Eso era un rasgo de los Gryffindor, querer hacer algo sin pensar.

Pero cuando escuchó a Lily y Albus hablar en su camino al campo de Quidditch su cuerpo actuó involuntariamente repetidas veces.

—Corre, hay que ver el partido de papá —dijo Lily, esperando a que un cansado Albus volviera a correr junto a ella al campo.

—Espera —jadeó Albus, cansado—. Sabes que no soy muy resistente.

—Deberías de haber aceptado el entrenamiento de la tía Ginny. Scorpius aceptó.

—Yo no estoy interesado en el Quidditch.

—Scorpius tampoco. Y a diferencia de él a ti te encanta volar.

—Son cosas diferentes —replicó Albus.

—Volar es volar. Ahora, corre. Hay que ver el partido de papá. Es una oportunidad única, sabiendo que no recordaba que jugó el partido, podemos verlo en vez de escucharle hablar durante horas y dudar sobre los hechos con la versión del tío Ron —dijo Lily.

—Enseguida —dijo Albus, antes de volver a correr detrás de su hermana.

Sabiendo que no recordaría nadie nada, sabiendo que seguramente Harry lo odiaría por lo que tenía que hacer, y sabiendo que probablemente su futuro cambiase y no tuviese ese final feliz, fue al campo de Quidditch.

—¿No dijiste que no ibas a venir? —preguntó Pansy al verle aparecer en las gradas.

Draco no contestó. Simplemente miró hacia delante, escaneando el campo de juego en busca de alguien.

Y lo vió. Jugando de una manera no habitual, distraído.

Sus miradas se juntaron y le miró fijamente intentando transmitir lo que pensaba sobre su forma de jugar.

No iba a verle perder cuando vino específicamente por él.

Por suerte para Gryffindor, ganaron el partido.

Draco vió como los fanáticos se agrupaban y rodeaban emocionados al equipo mientras él permanecía desde la distancia viendo esa gran sonrisa en la cara de Harry.

—Vámonos, Draco —dijo Pansy levantándose.

—No, adelantaros —susurró sin mirar a nadie más que a Harry.

—¿Por-? —empezó Vincent.

—Muy bien —interrumpió Pansy—. Vamos chicos, Draco quiere felicitar en privado a su noviecito. ¿O será para darle un regalo?

—Pansy. Calla. No quiero imaginarme nada raro —dijo Blaise con una mueca de asco.

—Mi querido Blaise. Yo nunca dije nada raro, eres tú quien piensa así —respondió Pansy con una sonrisa burlona mientras se alejaban del campo de Quidditch junto a los demás alumnos.

Draco vió como el equipo de Ravenclaw salía de los vestuarios con una expresión triste, a diferencia de los jugadores de Gryffindor, quienes llevaban una gran sonrisa en el rostro.

Harry fue el último en salir. Había visto como se escabulló de la gente, ofreciéndose a ayudar a guardar el material y tardando sospechosamente un largo tiempo, apareciendo solamente cuando el campo estaba mayoritariamente vacío.

—Buen partido Potter —dijo Draco.

—¿Porqué estás aquí en vez de lamentarte sobre la victoria de Gryffindor? —preguntó este con una gran sonrisa en la cara que hacía querer sonreír a Draco.

—Para felicitarte —respondió, acercándose a Harry lentamente mientras hablaba—. Sabes. Viniendo acá a mitad del partido escuché algo interesante.

Lo Que Parecía Imposible |Harco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora