Capítulo 11

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Las vacaciones de Navidad llegaron y hubo una gran cantidad de alumnos que abandonaron la escuela para pasar esas fiestas en familia.

Lily estaba disfrutando del sol de la tarde junto al lago negro. Había preparado un pequeño picnic y el plan era quedarse a disfrutar de ese sol poco habitual antes de que volviera el frío.

Podía ver a James gritarle a Albus bajar de un árbol al que se había subido para sacarle una foto al calamar gigante mientras, Scorpius leía al lado suyo sin importarle nada de su alrededor.

Los cuatro habían decidido quedarse en el castillo casi vacío.

Aunque era invierno y había nevado, ese día el sol había salido con un gran resplandor. Por idea de Lily, los cuatro salieron a jugar en la nieve y descansar bajo los cálidos rayos de la estrella.

Entonces, rompiendo ese agradable silencio que se había formado en el ambiente, el ensordecedor sonido de algo grande cayendo al agua resonó en el lugar, no una, sino dos veces seguidas.

Miraron hacia el origen de los sonidos y las agresivas turbulencias que se habían formado en el agua del lago. Alguien había caído ahí dentro.

No pasó mucho tiempo para que ese alguien saliera hacia la superficie. Y la vista de esa, no, esas personas sorprendieron a los cuatro chicos.

—¿¡El lago negro!? —exclamó furioso Draco— ¿¡En serio!?

—¿Papá? —preguntó Lily sin poder creerse a quien estaba viendo.

Draco se giró hacia la chica y sus ojos se abrieron sorprendidos al verla.

—¡Lily! —gritó, saliendo rápidamente del lago y abrazándola fuerte, mojando su ropa.

—¡Niños! —escucharon decir a la otra persona, Harry.

James y Albus volvieron corriendo junto a ellos siendo rápidamente abrazados fuertemente por sus padres.

—Que bien que estáis bien —murmuraba Harry.

Pero después de esa agradable reunión en la que nadie admitiría en un futuro que había llorado llegaron los gritos.

—¡Como se os ocurre viajar la pasado! —les gritaba el rubio—. ¡Habéis cambiado mucha cosas! ¡Parecéis vuestro padre durante los años de colegio, os mata no meteros en problemas!

—Cariño —le llamó Harry, sintiéndose un poco atacado—. Tranquilo, te vas a resfriar.

Y como si por decir eso se hacía realidad, Draco soltó un pequeño estornudo. Se habían secado rápidamente con un hechizo, pero la ropa que llevaban no era suficiente para combatir el fresco del ambiente invernar.

Ambos adultos fueron rápidamente al director con quien tuvieron una charla en privado ajeno a los niños y consiguieron entrar en calor.

—¿Podrán escuchar desde afuera? —preguntó Draco dentro del despacho refiriéndose a sus hijos.

—No pueden —respondió Dumbledore con su típica sonrisa—. Ahora. Supongo que habéis venido aquí para recoger a vuestros hijos —dijo tranquilamente como si no fueran dos de sus actuales alumnos venidos del futuro, sino unos padres que van a llevarse a sus hijos por vacaciones.

—Bueno... —murmuró Harry en voz baja evitando la mirada del profesor.

—No podemos volver —contestó firmemente Draco—. Creo que al igual que el giratiempo que trajo a los niños aquí el nuestro también permite solamente un viaje en el tiempo.

—No pasa nada —dijo el anciano—. Os dejaré quedaros en una de nuestras habitaciones. No os importará compartir habitación, ¿verdad? Minerva os guiará al terminar de hablar. —La profesora McGonagall asintió suavemente.

Lo Que Parecía Imposible |Harco|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora