Encuentro 1/2

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Tom^°

Llegué a la casa que se suponía encontraría a Simone y a Bill.
Cambiaron, ya que no era la misma en la que vivíamos antes.

Toqué la puerta, y no hubo respuesta por un largo rato. Y cuando ya estaba por irme, abrió una chica, bastante atractiva, de pelo negro y desordenado. Ella era muy delgada. Llevaba delineado negro por los ojos. Las uñas largas y negras.
Una chaqueta ligera con líneas blancas y negras.
Jeans también negros y apretados.
Me llamaba la atención.

—Hola, creo que me equivoqué, ¿o esta es la casa de Simone Kaulitz?-

—No te equivocaste, ¿quién eres?—Me respondió con una voz algo masculina, creo que me equivoqué y no era exactamente una chica..?

—Soy Tom, Tom Kaulitz. Su hijo-

Vi como la o él chico abría los ojos como platos, y retrocedió un poco. ¿Dije algo mal?

—Y tú eres...?- Pregunté —Yo... soy Bill, Bill Kaulitz también— Me contestó algo incómodo.

Sentí vergüenza, lo había confundido con una linda chica, y resulta que era mi hermano. No es cómo lo imaginaba, para nada.

—Ya veo... Ehhh, ¿cómo estuviste?—

—Bien, lamento lo de tu- nuestro  padre...-

—Si, no importa, el viejo ya iba morir de todas formas-

-

Bill^°

Me sorprendió como Tom reaccionó ante lo de Jorg, cómo si no le afectará en nada.

—Ah, si. Pasa— Dije retrocediendo para darle espacio a entrar. Y ví como me miró indeciso, pero entró a la casa.

—Por esa puerta de al fondo, está sala de estar, puedes tomar asiento mientras le digo a mamá.—Dije y subí casi corriendo las gradas por mamá.

-

Tom^°

La casa era divina, Tenía todas las paredes en blanco, con ventanales gigantes e impecables, en los que parecía que no hubiese nada.
Todo era muy ordenado, y tenía buen olor.

Pasé a la sala de estar. Era aún mejor. Era casi del tamaño de toda mi casa en Berlín
Tenía un gran candelabro dorado en el techo. Los muebles era negros que hacían juego con los decorados de la pared. Casi como en película.
Tomé asiento en el sofá que mejor me pareció. Y casi sentí como se hundía mi cuerpo en el. Era mejor que una cama. ¿Así vivía Bill?, definitivamente es el favorito de mamá. Claro, de mi se olvidó por completo durante 10 años, ni siquiera una llamada por mis cumpleaños, nada.
Debía aprovechar esto al máximo, y lo iba a hacer.

Sentí como se acercaban pasos. Seguro Bill y Simone ya venían.
Me reacomodé en el sofá, mientras observaba el lugar.

—¡HOLA!, ¿cómo estás?— Casi gritó Simone dándome un abrazo imprevisto.

—Ya te viste con Bill, claro. Oh, y lamento lo de Jorg, ¿todo bien respecto a eso?-

Volvió a hablar la señora. Era algo irritante.

—Si, no pasa nada-

—Bueno, mira, Bill te dará un recorrido por la casa, que desde ahora será la tuya también, espero estés de acuerdo.-

—Si— Respondí y me separé de Simone. Avanzando para salir de la sala de estar con Bill.

Bill sonrió un poco, y subió las gradas, mirándome antes para que lo siga.
No podía creer esto, hasta las gradas eran perfectas.

—Por aquí es la habitación principal, es la que comparten mamá y Gordon— Indicó Bill abriendo la puerta para mostrarme. Era lindo el cuarto, pero algo llamó mi atención, ¿quién era Gordon?, Me mantuve en silencio hasta el siguiente cuarto.

—Este es el servicio higiénico, más conocido como "el baño".— Comentó vacilante, Bill. ¿Por qué siempre trae esa dulce sonrisa?

—Y... mi habitación-

Entré con él al cuarto, era el más grande de la casa.
Las paredes blancas con pósters de Nena, Bon Jovi, Pink entre varios más que no conocía.
Su cama estaba perfectamente tendida. Al lado de esta se encontraba un gran ventanal con delante un tocador con maquillaje, cepillos de pelo. Varias brochas. Lápices. Tinta uñas. Y más cosas, cómo de una chica.
Por la parte de al fondo estaba su guarda ropa, con una linda guitarra eléctrica apoyada en la puerta.

—¿Tocas?— Pregunté tontamente
acercándome a la guitarra, que lucía nueva.

—No, fue un regalo de Gordon por mi cumpleaños 15, pero no sé usarla.-

—Genial...-

—¿Genial?, ¿tú sabes tocar?-

—Qué, ¡No!, no es genial.— Le respondí un poco exaltado. —Osea si lo es, pero me refiero a que la guitarra es geni... No sé tocar, pero siempre me gustaron mucho las guitarras-

Dió una risa suave, y levantó la guitarra, pasándola a mis manos.
Sentí directamente la dopamina apoderándose de mi cuerpo.

—Si quieres te la puedo prestar— Respondió tímidamente.

—¿Enserio? ¡Gracias!- Tomé la guitarra roja de sus manos. Era un sueño. Creo que Bill no me iba a caer mal después de todo. Y no niego que antes de saber que era mi hermano, me gustó tanto... pero ya no importa ahora.

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Durante las siguientes semanas me instalé en la habitación de Bill. Mitad - Mitad. Y claro, conocí a Gordon. Un tipo amable. Pero tenía algo raro. Simone me trató bien. Pero casi no la ví, ya que yo paraba en el cuarto con Bill, o afuera.

Bill me presentó a Georg, su único amigo de clases. Era un chico de pelo largo y castaño, más bajo que yo. Era mayor que nosotros, y decidí juntarme con él para que me ayude a instalarme con los demás de su edad. Era más divertido estar con chicos mayores. Pero Bill no opinaba lo mismo. Entonces salía por las noche con Georg mientras Bill dormía o yo qué sé.

Justamente hoy fue una de esas noches. Me vestí y salí en silencio. Bill se estaba dando una ducha, y no me notó salir. Probablemente se daría cuenta, pero no iba a decir nada. Era algo... introvertido, hasta con su familia, entonces. Peor conmigo.

Al llegar con Georg, fuimos con tres chicas de 18 años. Claramente eran mi tipo.
Fuimos hasta un bar, que se me hizo bastante familiar al entrar...
Ah, ya sabía. Ví la imagen del Cadillac rojo en la parte superior del bar. Y la tía Renny fue lo primero que se me vino en mente. ¿Qué fue de ella?

Tomamos un rato. Y luego llegó un amigo de Georg. Bajito y rubio.

DollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora