Capitulo 8

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Sans se encontraba en la cabina telefónica, la atmósfera estaba cargada de preocupación mientras sostenía una conversación con Toriel.

Sans: Tori, revisé toda la ciudad, pero no pude encontrar rastro alguno de Chara y Frisk.

Toriel: ¿Nada en absoluto? ¿Dónde podrían estar? ¿Por qué no han vuelto a casa?

Sans podía sentir la preocupación en la voz de Toriel. Trataba de encontrar las palabras correctas para tranquilizarla.

Sans: Lo siento, Tori. Parece que se esfumaron. Zidan no es pequeño, y...

Toriel: (interrumpiendo) No importa, Sans. Gracias por intentarlo. Papyrus se está preocupando, así que vuelve a casa. Tal vez debamos esperar un poco más antes de hacer algo más drástico.

Sans: Tienes razón. Papyrus es un hueso sensible. Pero si necesitas que vuelva a buscar, solo dilo.

Toriel: (suspira) No podemos permitirnos más problemas con los humanos en este momento. Hay tensiones políticas, y si salimos, podría empeorar las cosas. Solo esperemos que Chara y Frisk estén bien y regresen por su cuenta.

Sans asintió, aunque Toriel no podía verlo a través del teléfono.

Sans: Lo siento, Tori. No debería haber perdido de vista a los chicos.

Toriel: (con amabilidad) Sans, no puedes estar en todas partes a la vez. Solo cuida de Papyrus y regresa a casa.

Sans: De acuerdo. Mantén la calma, Tori. Ellos son fuertes, saldrán bien.

Después de una despedida breve, Sans salió de la cabina. Se sentía frustrado, pero su prioridad ahora era regresar a casa y asegurarse de que Papyrus estuviera bien.

Después de colgar el teléfono, Toriel se quedó en silencio por un momento, sumergida en sus pensamientos. Una sensación de preocupación la abrumaba, y no podía evitar preguntarse dónde podrían estar Chara y Frisk. Se preguntaba si todo esto era culpa suya.

Toriel: (para sí misma) ¿Dónde podrían haber ido? ¿Por qué no han vuelto a casa? ¿Es todo mi culpa?

Toriel comenzó a jugar diferentes escenarios en su cabeza, ninguno de ellos era alentador. Se imaginaba a sus hijos perdidos en algún lugar de Zidan, enfrentándose a peligros desconocidos. Se preguntaba si habían sido capturados por humanos hostiles o si habían encontrado problemas en la ciudad.

Toriel: (con preocupación) ¿Y si están heridos? ¿O si necesitan nuestra ayuda y no podemos encontrarlos? ¿Cómo puedo dejar que esto suceda?

La mente de Toriel estaba llena de pensamientos negativos, alimentados por su miedo y su preocupación por el bienestar de sus hijos. Se culpaba a sí misma por no haberlos cuidado lo suficiente, por no haber estado allí para protegerlos.

Toriel: (con tristeza) Oh, Chara, Frisk, ¿dónde están? ¿Están a salvo? Por favor, regresen a casa.

A medida que el tiempo pasaba, Toriel se sentía cada vez más impotente. No había nada que pudiera hacer en ese momento, excepto esperar y rezar para que sus hijos regresaran sanos y salvos.

Toriel: (con tristeza) Debo mantener la calma. Debo confiar en que son lo suficientemente fuertes para cuidarse a sí mismos. Pero, oh, cómo desearía estar con ellos en este momento.

Decidiendo no dejarse consumir por la ansiedad, Toriel se obligó a sí misma a respirar profundamente y a mantener la esperanza viva. Sabía que tenía que permanecer fuerte por su gente. Además, no podía permitirse caer en la desesperación. Debía mantener la esperanza de que Chara y Frisk regresarían a casa pronto.

Con ese pensamiento en mente, Toriel se levantó de su silla y se dirigió hacia la ventana. Miró hacia el horizonte, esperando ver a sus hijos regresar en cualquier momento.

El teléfono de la casa de Toriel interrumpió el silencio, y ella se apresuró a contestar, con el corazón latiendo con la esperanza de recibir alguna noticia sobre Chara y Frisk. Al otro lado de la línea, la voz de Asgore resonó con preocupación.

Asgore: (por teléfono) ¿Toriel, has escuchado algo sobre Chara y Frisk?

Toriel: (con tristeza) No, Asgore, todavía no hemos recibido ninguna noticia de ellos.

La conversación continuó mientras ambos compartían su angustia y se culpaban mutuamente por permitir que Chara y Frisk huyeran. Se preguntaban por qué habían tomado esa decisión y qué podrían haber hecho para evitarlo.

Asgore: (con pesar) Tal vez deberíamos haber sido más estrictos con ellos. Quizás si les hubiéramos dicho que no podían salir, esto no habría sucedido.

Toriel: (con tristeza) Pero ¿cómo podríamos haberles prohibido explorar el mundo exterior? Siempre han sido curiosos y ansiosos por conocer nuevas cosas. No podíamos retenerlos para siempre.

A medida que la conversación continuaba, ambos se daban cuenta de que no podían permitirse el lujo de enviar a monstruos en busca de Chara y Frisk. Sabían que si se descubría que la embajadora de los monstruos había desaparecido, causaría un gran revuelo entre los humanos, quienes aprovecharían la oportunidad para despreciar a los monstruos y avivar el odio hacia su comunidad.

Asgore: (con preocupación) No podemos permitirnos causar un alboroto con los humanos. Sería peligroso para todos nosotros. Pero ¿qué podemos hacer para encontrar a nuestros hijos?

Toriel: (con determinación) Debemos confiar en que Chara y Frisk son lo suficientemente fuertes e inteligentes como para cuidarse a sí mismos. Por ahora, solo podemos esperar y rezar para que regresen a salvo.

A medida que la conversación llegaba a su fin, tanto Toriel como Asgore se prometían a sí mismos mantener la esperanza viva y estar allí para apoyarse mutuamente durante este difícil momento.

Asgore: (con amabilidad) Toriel, si hay algo en lo que pueda ayudar, no dudes en decírmelo. Estoy aquí para ti, siempre.

Toriel: (con gratitud) Gracias, Asgore. Sé que podemos superar esto juntos. Por ahora, solo tenemos que ser pacientes y mantener la esperanza viva.

Con esas palabras de aliento, ambos colgaron el teléfono, fortalecidos por el apoyo mutuo y la determinación de enfrentar esta difícil situación juntos.

˜"*°• 𝔼𝕤𝕔𝕒𝕡𝕒𝕟𝕕𝕠 𝔻𝕖 𝕃𝕒 ℝ𝕖𝕒𝕝𝕚𝕕𝕒𝕕 •°*"˜ [ℂ𝕙𝕒𝕣𝕚𝕤𝕜] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora