Un Frío Viaje

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El bullicio de las personas no le sorprendió en lo absoluto, nada más salió del coche elegante, la estación de King Cross lo recibió como siempre, repleta de muggles, mestizos e hijos de muggles

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El bullicio de las personas no le sorprendió en lo absoluto, nada más salió del coche elegante, la estación de King Cross lo recibió como siempre, repleta de muggles, mestizos e hijos de muggles.

"Casi no cambió nada, a excepción de la construcción."

La voz de Isabella en su cabeza hizo eco entre sus pensamientos, ya no contaba las veces que podía escucharla en sus pensamientos, en sus recuerdos, hasta había días que ella y él eran una sola persona. Ignorando a todos a su alrededor, tomó la mano de su madre para ayudarla a bajar, ella le agradeció con una sonrisa para luego tomar las maletas y ponerlas en el carro de oro fundido para que sea más fácil el transporte. A lo lejos ya se podía apreciar el expreso de Hogwarts, ya pitando en forma de saludo para las personas.

Hechizo su carro con un encantamiento sutil para levantar sus maletas, mientras caminaba con su madre al lado, le encantaba como su mamá seguía manteniendo el porte elegante incluso si sus tacones se sumergían en pequeños charcos de lodo. Busco con la mirada a sus amigos, más no los encontró, de seguro estarían ya en los vagones de Slytherin. Más a lo lejos divisó a los Weasleys, Granger y Potter.

Algo se estremeció en su interior cuando aquellos ojos verdes se encontraron con los suyos, su omega interior se sobresaltó y todo el mundo dio vueltas. Su madre lo sujetó al sentir que su hijo casi se desmayaba, miró hacía donde su hijo había mirado y la comprensión llegó tan rápido, como el miedo atroz de lo que eso significaba.

"Carajo." susurró Narcissa.

"Lenguaje, mamá." dijo Draco, haciendo reír a su madre. "Eso debería decirlo yo, carajo."

"Lenguaje." Narcissa repitió divertida, pellizcando la mejilla de su hijo. "Que yo lo diga, no te da derecho de repetirlo."

"Pero... de todo el mundo ¿él?"

"¿Te diste cuenta nada más mirarlo?" se sorprendió ella.

Habían recuperado su compostura y ambos seguían caminando hacía el tren, las maletas ya fueron despachadas, quedando solo un pequeño bolso colgando del hombro de Draco. Un hermoso regalo de su madre, que lo hizo ella misma con magia, encantamiento y protección.

Draco asintió, poniendo una máscara fría en el exterior.

"Eso significa, que el vínculo es fuerte." susurró ella con pesar.

"¿Qué quieres decir?" Draco se quedó quieto al llegar a la puerta del tren, bastante alejado de aquellas personas, mirando a su madre con curiosidad.

"Te explicaré luego, ahora ve, que ya está por salir el tren." Insatisfecho por la respuesta de su madre se despidió de ella con un abrazo. "Te amo, mi niño dragón."

"También te amo, mamá."

Y así Narcissa pudo ver como su hijo se adentraba al tren, desvió su mirada hacía los pelirrojos, sobre todo al joven Potter, quien aún miraba por donde había ido su hijo. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Ya no cabía duda, el lazo entre ambos era demasiado poderoso. Potter rápidamente desvió la mirada cuando las suyas se encontraron.

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