"Dos paquetes de asfódelo, dos paquetes de díctamo, tres frascos de sangre de dragón..." Draco repasaba la larga lista de los ingredientes de las pociones que habían sido destruidos cuando realizó el bloed catens, así que como castigo, ahora debía de ir a Hogsmeade para conseguir los ingredientes. Era una extensiva lista de pequeñas cosas que su padrino-tío le había dado para comprarlas, además de darle los galeones para la compra.
Mentalmente añadió cuatro semillas de mandrágora para poder plantarlas a escondidas en la sala de menesteres y continuar con su proyecto de ser animago. Caminaba por los caminos del pequeño pueblo mágico, repasando una y otra vez los ingredientes de la lista. Merecido castigo tenía luego de destrozar la oficina de Severus y de romper casi todo Hogwarts.
Llegó hasta el lugar donde le indicó Severus para comprar los ingredientes. Una amable mujer lo recibió con una sonrisa, se presentó como Ethel Wallace, Draco le saludó y con una amable sonrisa le pasó el listado de ingredientes que traía.
"¿Son del Profesor Snape?" Preguntó ella, leyendo las cosas que había escrito.
"Sí, me mandó para comprar todos esos ingredientes."
"Bien, espérame aquí cariño, ya vuelvo." La mujer le siguió sonriendo.
"¿Puedes agregar cuatro semillas de mandrágoras? Pero las pagaré yo, tengo un exámen de herbología y nos pidieron las semillas, y mis amigos no tienen tiempo para venir a comprarlas." Mintió, pero si él creía en su mentira, era más fácil de mentir.
"Por supuesto, ya vuelvo." La señora se retiró y él se quedó esperando.
Miraba a su alrededor, viendo la mediana tienda, se acercó al estante donde se encontraban las muestras de los productos que la amable señora vendía. Cada ingrediente lo conocía a la perfección, no por nada creció bajo las alas de Severus, el mejor pocionista del mundo mágico. Uno de los frascos con un líquido rojo oscuro y espeso le llamó la atención, lo tomó y al leer la etiqueta supo que era sangre de Dragón.
Apuntó mentalmente que luego vendría a comprar la sangre de dragón para poder guardarla, le preguntaría a su tío los diferentes usos de la sangre de dragón. Draco volvió a dejar el frasco en el estante al mismo momento en que la señora salió con un paquete llenó de los pedidos, el paquete flotaba detrás de ella.
"Veo que la sangre de dragón te ha llamado la atención." Ethel dejó la caja sobre el mostrador y caminó hacía su dirección.
"Es que los dragones han sido de mis criaturas favoritas desde que tengo memoria." Comentó Draco con simpleza, recordando cuánto había insistido a su padre a que le comprara un Opaleye de las Antípodas, el dragón más hermoso originario de Nueva Zelanda.
"Ya veo."
"Una vez le rogué a mi padre que me comprara un Opaleye de las Antípodas, pero se negó." Ante las palabras del jovén, la señora lanzó una suave risa. "Me dijo que se comería a los pavos reales y quemaría los rosales del jardín."
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Herencia Maldita
FantasiLas cosas cambian, el camino comienza a torcerse y el perfecto mundo de Draco Malfoy cambia radicalmente cuando se presenta como un omega a los 12 años. Y se dará cuenta de que no solo cargará con ser el único omega en su familia, si no también recu...