9: Expresiones Involuntarias

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Lucas

Me gusta el agua caliente. Sea verano o invierno, siempre termina saliendo algo de vapor de la ducha cuando la ocupo yo. Corro la cortina y, con el cuerpo escurriendo agua, busco mi toalla entre las que están colgadas, cosa que no es difícil porque solo comparto el baño con Kai, aunque él usa dos toallas distintas y en más de una ocasión me he confundido, cosa que no le gusta para nada.

I'm sorry if I say I need you —continúo contando, siguiendo mi concierto personal mientras me amarro mi toalla rosa en la cintura—, but I don't care, I'm not scared of love —me acerco al espejo y paso la mano sobre este para formar un círculo donde se vea mi rostro.

Observo en el estante qué cosas tiene Kai, ¿hay algo que pueda ponerme en el cabello para que no sea tan desastroso mientras se seca? Veo algo que parece ser algún tipo de crema capilar o acondicionador y lo uso, suponiendo que ayudara de algo.

Cause when i'm not with you I'm weaker. Is that so wrong? Is it so wrong? That you make me strong... —termino la canción junto con la aplicación de lo que sea que sea esa crema para el cabello antes de sentir golpes en la puerta.

—¡Sal ya, nunca te bañas en la mañana y te antojas justo hoy! —me grita Kai desde afuera, a lo que abro la puerta y me encuentro con su rostro visiblemente frustrado.

—Ya, ya, entra —le dejo el espacio libre.

—¡No me voy a desvestir contigo dentro, salte! —me empuja fuera para encerrarse—. ¡Y no uses mis cosas!

No es una persona muy amable en las mañanas.

De vuelta en mi cuarto, busco qué ponerme en el poco tiempo que me queda antes que Lexi llegué a buscarnos. Usualmente duermo hasta el último minuto y luego solo corro a ponerme cualquier cosa decente encima, pero ahora no puedo darme ese lujo.

Hoy salgo con ella, al fin es mi turno de grabar y de ir juntos a cualquier lugar que se me antoje.

«Alma gemela, esa me gusta más» los recuerdos de ayer me golpean el estómago de nuevo, como hacen cada vez que siento vergüenza de mí mismo. Suelto un suspiro y me arrepiento por ser tan honesto y por no saber filtrar qué debería guardarme para mí mismo, aunque tampoco es como que sea algo que diga por puro impulso.

¿Dónde tengo ropa interior limpia?

Bajo las escaleras para ir hacia la puerta que da al diminuto patio, lugar donde está la lavadora y las cuerdas donde tendemos la ropa. Para evitar usar por accidente los boxers de alguien, hemos delimitado espacios específicos. El mío es la primera cuerda de atrás hacia adelante, así que debo pisar un poco hacia la zona del pasto, que se extiende por poco más de cuatro metros antes de que el patio acabe. Por suerte tengo varios boxers para usar, así que los tomo y me devuelvo a mi habitación con la mano agarrando bien la toalla en mi cintura.

—Ay, ¡qué bonito!, ¡hoy se bañó! —canturrea Eric, que baja mientras yo subo.

—Sí, sí —chasqueo la lengua, aun le tengo algo de resentimiento por la bromita de hace unos días.

—¿Te pondrás guapo para tu cita? —me alborota el cabello mojado cuando pasa a mi lado.

—No es una cita. Yo no soy tú, casanova —le juzgo con la mirada antes de continuar escaleras arriba.

—Es verdad. Dudo que te vayas a ver tan bien como yo cuando salí con ella.

Debo recordarme constantemente que ese tonto es mi amigo y que le tengo aprecio, porque si no podría llegar a hartarme de su forma tan burlona de ser. Hace unos meses, antes de la llegada de Lexi, su blanco fue Kai gracias a que lo cachó bailando una de las canciones de Mely mientras se preparaba un sándwich en la cocina. Ahora soy yo. De hecho, ya está dejando de ser una maldita garrapata encima de Lexi y ha pasado a molestarla también, cosa que me reconforta porque ya no soportaba verlo encima de ella. Besarlo fue, sin duda, una buena decisión. Una rara, pero funcional.

Esas canciones que nunca te mostréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora