3: Como hermanos.

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Alexandra

Bostezo antes de tomar un sorbo de café y volver a la realidad después de una cronometrada siesta de diez minutos en el sillón del sótano.

Mi nota mental del día de hoy es aprovechar los domingos cuando es de día, y no cuando es de noche, porque eso me llevó a terminar una serie a las tres de la mañana a costo del resto de mi día lunes.

Tengo dos minutos antes de que los chicos terminen sus sesiones de canto de la mañana para despertar del todo y no tener ni rastro de mal descanso en mi cara.

—¡Quiero dormir! —exclama Connor luego de entrar al sótano, seguido por una caravana de jóvenes mucho más altos que él. Con todo y su estatura, en una pelea él ganaría contra todos.

—Somos dos —concuerdo, asustándole ya que parece que no me vio al entrar por irse directo a buscar un jugo en el refrigerador del otro lado de la sala—. Chicos, tenemos que hablar, vengan.

—Eso mismo te dijo tu ex —se burla Eric de Christopher, dándole un codazo al que este responde devolviendo el golpe con más fuerza.

El sótano o, mejor dicho, su espacio en el edifico de S-group, es pequeño pero agradable, con una sala rectangular que de lado derecho tiene sillones y libreros para descansar, mientras que del otro lado tiene una mesa de pool —petición de Christopher y Eric— y una pequeña cocina en la esquina que es más como un lugar donde calentar cosas en el microondas o guardarlas en el refrigerador. Esto es dividido por el pasillo que lleva a las salas de grabación, siendo la última del pasillo la favorita de Lucas para dejar que su magia fluya.

Eric viene directo hacia mí y se sienta a mi lado. El chico es, sin duda alguna, es más bello que mis ojos hayan visto en la tierra. Es irreal: piel perfecta, cabello sedoso oscuro y casi llegándole a los hombros, labios carnosos y ojos pequeños pero con una mirada filosa... Es tan guapo que logra ponerme nerviosa con cualquier cosa, como sentarse a mi lado, por ejemplo.

Han pasado dos semanas desde que trabajo para ellos y sigo sin comprender por qué parece empeñado a acercarse a mí. La respuesta típica, como supuso Lucas, sería que le gusto, pero eso no es una posibilidad en mi cabeza.

Chicos así no se enamoran de...

No, no, no; nada de negatividad.

Pero no le gusto, eso es seguro.

—Luces algo cansada, ¿dormiste bien? —pregunta, apoyando su brazo en el espaldar del sillón detrás de mí.

—Solo me desvelé un poco, nada grave —le sonrió, sintiéndome tonta por lo fácil que caigo ante sus encantos.

—Cuida tus horas de sueño, son importantes —Lucas se sienta a mi lado derecho, con un jugo de mango de lata en la mano. Viste de negro, como siempre, con su fiel gorro tapándole el cabello por completo.

—Mira quién lo dice —entrecierro los ojos en su dirección.

Kai, a quien elijo seguir omitiendo todo lo posible, se sienta en el sillón de al frente, en el asiento pegado a la esquina de la pared. Billie, por su lado, se adueña del sillón individual. Sus manos sostienen un nuevo libro, así que asumo que ya se terminó el anterior. Le quedan varios por leer, considerando la gran variedad que tenemos en los libreros a nuestras espaldas.

Por último, Christopher se sienta del lado contrario a Kai, y Connor termina entre medio de ambos. Estando al fin todos reunidos, abro mi cuaderno. Pronto pienso comenzar a usar la tableta que me proporcionaron.

—El sábado nos reunimos junto a Lucas con Phillip y el resto del equipo para conversar sobre los siguientes pasos a seguir antes de su anuncio oficial como grupo —comienzo—. Entre eso, la idea de cómo presentarlos en su canal de YouTube para que puedan comenzar a cultivar fans.

Esas canciones que nunca te mostréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora