¿Qué está pasando?

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En el barrio de Bloomsbury, en el Great Ormond Street Hospital, un niño de casi 11 años despertó después de una larga siesta, su cuerpo se sentía pesado y débil. Comenzó a abrir los ojos hasta que recordó una luz demasiado brillante había aparecido hace poco y cerró los ojos instintivamente.

Escuchaba bastante ruido a su alrededor, pudo distinguir algunas voces provenientes de doctores y enfermeras, Harry creía que a estás alturas de su vida, hasta el Hospital de San Mungo estaría acostumbrado a su constante aparición.

Una voz comenzó a llamarlo por su nombre, sonará extraño pero Harry nunca había deseado tanto no escuchar esa voz. Está vez fingió estar dormido, pero algo le decía que ya era tarde para eso. La voz se hizo más insistente, obligado Harry, comenzó a abrir los ojos dolorosamente.

Se dió cuenta de que la habitación en la que se encontraba era la sala de urgencias en un hospital pediátrico, que ¿Cómo lo sabía? Puesto que él mismo había sido internado un mes antes de su cumpleaños número 11 debido a la acumulación del cansancio y desnutrición en ésa época. Su tío a regañadientes lo llevo a este lugar después de un colapso enfrente de la casa de Privet drive.

Lo cual era extraño ya que tenía 24 años y el hospital era Muggle. Volvió a intentar mover sus brazos y se sorprendió de no lograrlo, cuando dirige su mirada a su cuerpo se quedó paralizado, no era posible, aún con su potencial mágico lo que veía era imposible. Su frágil cuerpo cubierto por una sábana quirúrgica, no medía más de unos 80 centímetros, sus manos ahora descubiertas eran por lo menos 5 veces más pequeñas que antes, su piel morena se veía pálida.

Lo peor es que aquella molesta voz ahora movía su pequeño cuerpo fuera del confort de la camilla. No quería voltear hacia ésa persona, pero cuando se vió inevitable su deseo, su rostro reflejo dolor y miseria.

—Muévete muchacho, no pienso pagar la factura de éste hospital por tí.— agarraba a Harry por el brazo, es difícil definir cuánta fuerza puede oponer un niño enfermo de 11 años contra un hombre de mediana edad con obesidad, pero no necesitó saberlo ya que tanto movimiento provocó un sonido de queja y atrajo la atención de al menos 2 enfermeras y el doctor en guardia.

—Maldita sea, muchacho.— maldijo entre dientes su tío Vernon, cuando se vió improbable su huída, soltó el brazo del chico y dejo que las enfermeras hacer lo que debían.

—Hola querido, ¿dónde es que te duele?— preguntó una de las enfermeras, Harry con la poca energía que le queda señaló torpemente su pecho. En un abrir y cerrar de ojos, las enfermeras lo habían cambiado de habitación, la presencia de ésa horrible persona desapareció y con un aparato enorme parecían escanear su pecho.

No tardó mucho en caer nuevamente inconsciente, cuando fue despertado unas horas después por una de las enfermeras. —Bienvenido de nuevo, acabas de salir de una cirugía, traías bastantes huesos rotos y unas costillas que no habían sanado bien. Voy a ir por el doctor y vamos a platicar un rato.— dijo finalmente antes de salir de la habitación.

Harry se dió cuenta que estaba en la zona de recuperación y a su lado estaba una niña entubada a una máquina respiratoria. No podía ver claramente su rostro pero el color platino de su pelo le recordó a su querida amiga Luna (por no decir que también cierto chico).

Cuando regresa su vista al frente, un doctor entraba por la puerta y se dirigió a él. Con un leve asentimiento de ambos, el doctor comenzó a evaluar el estado del chico. El silencio se extendió entre ellos, interrumpido ocasionalmente por la máquina respiratoria. Acabado la revisión, se dirigió a la enfermera para traer algunos papeles, mientras se dirigió al chico.

—Hola chico, ¿Cómo estás? ¿Cuál es tu nombre?— pregunta el doctor Anderson, no pasa desapercibido para el chico que el doctor lo observa con bastante detalle en busca de alguna reacción a su conversación.

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