Capítulo 5

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-Uhm... ¿Hola?

Detrás de mí se encontraba una chica más o menos de mi altura, con cabello castaño  y ojos del mismo color. 

-Oh, lo lamento, no me presente, soy María Fernanda Casas, pero todos me dicen Mafer.

Justamente era la chica nueva que no había ido a saludar hace un rato, por el contrario ella lo hizo y tenía una notable simpatía, además, hablaba español lo cual me hacía sentir mucho más cómoda. Era frustrante, que aún sabiendo italiano, me apenara cada vez que tuviese que hablar, siempre sentía que me equivocaría.

-Ah, hola. Tn _______, soy de...

-_________, lo sé. -Me interrumpió con una sonrisa -Fue por eso que te hable en español, yo soy española, de Madrid. Además, te escuché murmurar acerca de tu suerte -sonrió divertida.

Sonreí. Esa chica se veía simpática. -Me encanta el acento español -ella sonrió. -Y es genial tener alguien con quien sentirme cómoda.

-Pensé exactamente lo mismo. Ser "la nueva becada" en un país extranjero nunca es fácil. -Ahora yo sonreí. -Acompáñame, vamos a la cafetería, tengo hambre. Buscaremos una banca o algo y seguimos hablando. ¿Te parece?

-Claro.

La acompañe a comprar su comida y nos sentamos, seguimos platicando. Ella era 4 meses mayor que yo y compartíamos los mismos gustos, nos estábamos llevando muy bien. Yo estaba feliz de haber encontrado al fin una amiga y ya no estar tan sola. 

Pero algo faltaba, o mejor dicho, alguien. En el fondo existía la posibilidad de no volverlo a ver, pero mis esperanzas dictaban lo contrario ¿Dónde estaba Piero? Tal vez no tenía el mismo horario, o ni siquiera estaba ahí en ese momento, pero en el fondo realmente tenía ganas de volverlo a ver. ¿Y cómo no tenerlas después de todo lo que pasó?

-Narra Piero-

El día anterior tuve que salir con mi padre a hacer unos mandados y luego tuvimos un almuerzo con sus socios, prácticamente estuve ocupado todo el día. En el fondo, esperaba una llamada de Tn. En la mañana mi celular se descargó y luego vi una llamada perdida, no sabía si era ella, pero igual devolví la llamada y nadie me contesto.

Para el momento, estaba en la universidad. Después de las primeras tres clases siempre hay un recreo de 20 minutos, en el que planeaba buscarla, quería verla de nuevo. 

Cuando la campana sonó, recorrí gran parte del campus hasta que finalmente divise a 2 chicas sentadas en una banca, una de ellas parecía Tn, pero no estaba seguro. Luego de unos 2 minutos de observarla ella volteó, y para mi sorpresa, era justo quien yo creía. Realmente me emocioné mucho, mis deseos de volverla a ver se habían cumplido.

Me le acerque por detrás.

-Hola...

-¿Piero? -Exclamó sorprendida mientras volteaba.

-El mismo.

Se levantó para abrazarme, yo le di un beso en la mejilla, y al hacerlo, note algo nuevo, ¿Que tenía en el pie?

-¡Tu pie! -la miré preocupado. Todo esto era culpa mía. Y la llamada de ayer, definitivamente era suya.

-Ah... fui al doctor, dijo que es un esguince, pero gracias a tu vendaje no sufrió mucho daño, -esbozó una leve sonrisa- Igual tuvo que inmovilizarlo, porque debe mantenerse quieto para poder sanar.

-Tn... no sabes cómo lo siento, todo esto fue mi culpa -expresé apenado. -Dime cuanto te cobraron en el médico, yo te lo pago.

Me miró en tono de reproche. -Como se te ocurre, fue un accidente. Además, en parte también fue mi culpa.

Una Hermosa Casualidad (Piero Barone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora