Capítulo 16

1.1K 63 4
                                    


Luego de dos semanas y media de promoción, sesiones fotos, entrevistas y grabaciones, finalmente estábamos de vuelta en Italia. Había extrañado mucho a Tn y a mi hermano,  y no veía la hora de poder abrazarlos, sobre todo a ella.

Planeaba sorprenderla, porque justo ese día cumplíamos tres meses juntos. ¡Un cuarto de año! 

Al llegar a la universidad entre deprisa a mi primera clase, pues, iba tarde, un rato después al sonar la campana del receso corrí a mi auto a buscar la sorpresa que había guardado, fui en busca de Tn por el campus, dure un rato, hasta que por fin pude ver de espaldas a una hermosa chica totalmente concentrada en un libro...

Me acerque por detrás y le tapé los ojos...

-¿Quién soy? –dije disfrazando mi voz, además se lo pregunte en italiano, si se lo decía en español sería muy obvio.

Se tensó ligeramente, luego se relajó. -No lo sé... dime.

-No, piensa...

-Hmmm... -dijo tocando mis manos por todas partes, trato de subir hasta mis muñecas pero se lo impedí, pues, si sentía todas mis pulseras y muñequeras se daría cuenta –Bueno, estas manos tan perfectas solo pueden ser de alguien... -ambos sonreímos-  ¿Piero?

-Adivinaste –le destapé los ojos y la abrace fuerte, quizás demasiado, realmente la había extrañado muchísimo –Te extrañe como no tienes idea.

-Yo... también... pero... me estas dejando sin aire –dijo entrecortadamente, solo por exagerar, pues reía.

-Oh, lo siento –la solté- es que... extrañaba abrazarte...

-Yo también –volvió a abrazarme, esta vez más tiernamente... -felices tres meses... -me dio un beso, de esos que al igual que los abrazos, extrañaba bastante.

-Felices tres meses -repetí, para luego darle otro pequeño beso. -Hey, tengo algo especial para ti...

Le pedí que se colocara de espaldas y fui a buscar la sorpresa que había dejado en una banca cercana, una vez lo tuve en mis manos me le acerqué por detrás.

-Ya puedes voltear...

Volteó y se sorprendió en gran manera al ver lo que traía...

-¡Piero! ¡¿Qué es esto?! –exclamó sorprendida.

-Es para ti –dije entregándole el gran ramo de rosas.

-No tenías que haber hacho esto ¡Está bellísimo! Y... ¡Es gigante! ¡Apenas puedo con el!

Sonreí, era justo lo que esperaba, me encantaba verla tan feliz con ese tipo de cosas.

-¿Sabes porque es tan grande?

-¿Por qué?

-Porque tiene 91 rosas, una por cada día contigo.

Me miró asombrada, como si no pudiese creer lo que escuchaba -¿De verdad? ¡Wow! No tenías que haber hecho esto, debió costar una fortuna.

-Eso no es lo que importa, además, no es tan costoso como tu sonrisa.

Se sonrojó y se acercó a abrazarme, con cuidado de no malograr el ramo... en ese momento la campana sonó y nos interrumpió.

-¿Qué haré con esto? No puedo entrar con esto a clases...

-Ven, vamos a guardarlo en mi auto, hay espacio.

-Sí, gracias.

Fuimos a guardar el ramo en el auto y volvimos a nuestras respectivas clases. A mediodía, a eso de la una y cuarto, sonó la siguiente campana, ninguno de los dos tenía más clases, y yo quería pasar un rato con ella.

Una Hermosa Casualidad (Piero Barone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora