Capítulo 34

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Mi despertador sonó a las 5:45, me desperté muy emocionada, sería fantástico.
Me metí al baño y me di una ducha, lavé mi cabello, cepillé mis dientes y me vestí, unos shorts de mezclilla con una tirita de cuero marrón en el borde, converse rosa y una blusa que conseguí revisando mi cuarto en ______, una blanca manga corta y con una corazón rosa de lentejuelas en el centro, solo la había usado dos veces. Dejé suelto mi cabello, el cual había amanecido más ondulado de lo usual. Me di un vistazo en el espejo, se veía muy bien el conjunto improvisado.

Tomé la bolsa con todo lo que necesitaría y mi bolso. Salí de casa a las 6:30, tomé un taxi (fue un milagro conseguir uno a esa hora) y llegué a casa de Francis y Piero.

Toqué dos veces, tratando de no hacer mucho ruido.

Francis me esperaba, así que abrió de inmediato.

-¡Tn! Ven pasa –habló bajo.

-Hola Fran –besé su mejilla -¿Está dormido?

-Como una morsa. Sube, has silencio, pero no te preocupes, él tiene el sueño muy pesado.

-Está bien. ¿Tienes las cosas?

-Sí, toma –me pasó una bolsa.

-Gracias.

Subí con cautela hasta el segundo piso, abrí su puerta con mucho cuidado y entré con las cosas. Las dejé en el suelo y me acerqué a él.

Se veía tan tierno dormido... parecía un ángel, su expresión era tan cálida y pacífica...

Sonreí y besé su frente, procurando no despertarlo.

Me puse en marcha, saqué de la bolsa las notitas autoadhesivas y comencé a pegarlas en sus paredes, cada nota estaba escrita a mano por mí y contenía alguna frase, momento, dato, fecha o cualquier cosa relacionada con nosotros, tenía cerca de cien. Las fui pegando una a una en sus cuatro paredes. Al terminar, sus paredes estaban cubiertas de notitas, lucía genial.

Luego busqué los globos que le había encargado a Francis. Eran cuatro globos con felicitaciones diferentes, llenos de helio.

Los solté y estos volaron pegándose al techo, dándole a la habitación un toque interesante.

Por último, acomodé las sábanas a su lado y coloqué allí una pequeña torta que había hecho yo misma, decorada con frutas y chocolate, como a él le gustaba.

Guarde las bolsas para que no hubiera rastros de nada.

Finalmente me acerqué a él y besé la comisura de sus labios, controlándome para no besar un poco más allá y su nariz, de tal forma que despertara lentamente.

Me escondí en su armario, desde donde podía verlo sin ser notada.

Y así lo hizo, se fue despertando poco a poco.

Yo lo miraba ansiosa, haciendo lo posible por guardar silencio. Abrió sus ojos y miró hacia arriba soltando un bostezo, su expresión cambio. Se veía atónito, asombrado, intrigado, confundido... Se sentó para observar su entorno. Su cara de confusión despareció al ver todas las notitas en sus paredes, dejando ver una enorme sonrisa, hermoso. Al ver a su lado tomó la torta entre sus manos y con su dedo probó la cubierta, sonrió de nuevo, ya sabía que se trataba de mí. Estaba tan emocionada que hacia esfuerzos sobrehumanos para no correr y abrazarlo o soltar un pequeño grito.

Se levantó y se dirigió a la pared que tenía en frente, donde había más notitas, tomó una y la leyó, se sonrió tiernamente, tomó otra y repitió el procedimiento, solo que con una sonrisa mucho más amplia, era tan... perfecto. Hizo eso mismo con unas cinco o siete y luego bajó un globo, el que decía "Tanti Auguri a te" lo soltó y bajó otro, este era mi favorito, en forma de corazón y decía "Sei il sogno della mia vita, ti amo"

Una Hermosa Casualidad (Piero Barone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora