Capítulo 10

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Desperté y dejé escapar un suspiro. Estaba feliz, el día había llegado finalmente. ¡Era mayor de edad! Revisé la hora en mi celular: 7:15, temprano aún. ¡Que bendición que cayera sábado! 

Me lavé los dientes y el rostro, para luego bajar con mi teléfono en mano, mientras leía todos los mensajes que comenzaban a llegar.

-¡Cumpleañera!

-Buenos días –saludé alegre.

-¿Cómo amaneciste?

-¡Fantástico! ¿Tú?

-Bien... ¡Estás muy alegre!

-¿Cómo no estarlo?

Ella sonrió. -Te tengo una propuesta, desayunamos y nos vamos de compras, así eliges tu regalo y al volver podemos llamar a tus amigos, para cantar cumpleaños aquí.

-Me parece bien.

Desayunamos y subí a bañarme y arreglarme, ya el frio otoñal se sentía, por lo que me coloque unos jeans claros ajustados, una blusa azul, mi chaqueta marrón y mis botas del mismo color. Dejé suelto mi cabello y estuve lista. 

Mi celular sonó y me apresuré a tomarlo.

-¿Hola?

-Hola, bebé. ¡Feliz cumpleaños!

-¿Mamá? ¡Hola! ¿Cómo estás?

-Muy bien, ¿Tú?

-Excelente. Me haces falta, hoy más que nunca te extraño.

-Y yo a ti, no sabes cuánto. Quisiera poder abrazarte y darte tú regalo en persona, no puedo creer que mi pequeña ya sea mayor de edad.

-Me harás llorar.

-No llores amor, dime, ¿Qué harás hoy?

-Bueno, aquí son las nueve y... ¡Momento! ¿Qué hora es allá?

-Casi las 4 de la mañana, madrugué porque quería llamarte temprano...

Sonreí. -Que linda... ah, saldré con la tía de compras y en la noche supongo que vendrán mis amigos a hacer algo sencillo aquí.

-¿Y como está Piero?

-Muy bien, en su casa, supongo. La verdad, no he hablado con él hoy.

-¿Ah no?

-No.

-De seguro estará preparando algo...

-La verdad, no lo creo. Pero no importa, estoy feliz igual.

-Bueno linda, espero que la pases súper, te extraño muchísimo, me imagino que en la tarde tu papá y tu hermano te llamarán, ahora están super dormidos.

Reí. -Flojos, como siempre. No te preocupes. Adiós mami, te amo, cuídate.

-Igual cariño, Dios te bendiga.

Hablar con ella me alegro más de lo que ya estaba. Bajé las escaleras y me conseguí con mi tía.

-¿Lista?

-Sí, acabo de hablar con mamá.

-¿Que te dijo? Oye, ¿Allá no son las 4 de la mañana?

-Sí, madrugo. Me dijo que me cuidara y que la pasara bien.

-De eso no hay duda.

-Eso espero. -Sonreí.

-¿Nos vamos?

Una Hermosa Casualidad (Piero Barone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora