Capítulo 13

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Día Siguiente.

-Narra Piero-

La campana sonó indicando el inicio del primer receso, como de costumbre fui en busca de Tn, caminé hasta que la divise cerca de unos árboles, me acerqué por detrás y la abrace por la cintura, claro, hasta donde su pesado abrigo de invierno me lo permitía...

-Hola... -dije cerca de su oído, con mi mentón apoyado en su hombro.

-Hola... -respondió con voz suave y melodiosa.

Ella coloco sus brazos sobre los míos y entrelazó sus manos con las mías. Le di un besito entre la mejilla y la oreja.

-No hagas eso –dijo mientras se ponía un poquito tensa.

-¿Por qué?

-Me da cosquillas...

-Me lo imagine.

-¿Si lo sabías porque lo haces?

-Me gusta darte cosquillas.

No necesitaba verla para saber que se había sonrojado. -Será...

-Tú me debes al...

No pude terminar de hablar porque rápidamente se volteó y me dio un beso, uno de esos besos que jamás quieres que terminen, uno mágico, uno perfecto... uno suyo.

Sonrió apenada, como si aún después de dos meses, le avergonzara mirarme a los ojos después de besarme.

-A mí también me hacía falta...

Esboce una sonrisa –Ven, sentémonos.... –dije tomando su mano y guiándola a una banca. -Quien diría, ¿No?

-¿Qué?

-Que en 58 horas estaré en un baile perfecto, con una chica perfecta...

-Es cierto... -sonrió- ¿Las contaste?

Decidí persuadirla para llegar a lo que realmente deseaba saber. -Tu siempre estás hermosa... me imagino que en ese tipo de baile se usan vestidos elegantes y... ¿Qué te pondrás?

Rodó los ojos -Ya sabía yo -rió. -Esa es una sorpresa.

-Vamos... non farmi aspettare... -hice un puchero.

-Lo siento, no puedes saber.

-Por ti esperaré.

-¡Ay Piero! -soltó una risa -Eres un cursi.

-Aprendí de ti.

Y con eso me refería a que desde que estaba con ella era así.

-¿Yo soy así? ¡Me entero!

-No, no me entendiste, tú me vuelves así.

Ella sonrió, me encantaba decirle cosas así, era divertido observar como reaccionaba y como ella también me trataba a mí así. Me gustaba ser un novio cariñoso.

-¿Y Mafer?

-Creo que está buscando un libro en la biblioteca.

-Hmmm... y... ¿Tienes tareas?

-Ah... no, no tengo.

-Menos mal, porque hoy no te me escapas señorita –dije mientras la abrazaba.

-Sí, tranquilo, hoy soy toda tuya...

Sonó la campana.

-Tengo que irme.

-Yo también.

Ambos nos levantamos de la banca, entonces acerque a Tn a mí y le di un beso de despedida...

Una Hermosa Casualidad (Piero Barone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora