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- Dime que esto es una broma, África. Por favor.

Le ruego sintiendo mis hombros pesados, como si tuviera el mundo sobre ellos. Ella suspira y sacude la cabeza, cierro los ojos y pongo mis manos en la cara.

- Sabíamos que no lo recordarías... - Oigo a Marina comentar, pero estoy muy ocupada con mi preocupación. ¿Dónde está Natalia?

- Creímos que Natalia estaría aquí.

- No. – Froto las manos en mi rostro y suspiro. – Ella se ha ido hace un par de minutos.

- Hey, Albita, no te pongas así. – África me tira a sus brazos y agarro automáticamente su cintura. – No es tu culpa que no recuerdes la fecha de hoy, Natalia lo sabe.

- Lo sé, es sólo que... - Me forma un nudo en la garganta. – Deberías haber visto cómo estaba, nunca vi a Natalia tan triste como ahora. Ella se fue de aquí llorando y desde ayer está así. Yo no sé, yo...

- Ay, hermanita.

Marina me abraza junto a África, otra vez estoy llorando debido a Natalia. No puedo explicarlo, ya no siento el odio que sentía antes, diría que tengo algún tipo de afecto por ella, y verla triste por mí, me hace muy mal. No sé qué más hacer, trato de hacer las cosas de manera correcta, pero de una manera u otra todo acaba saliendo mal.

¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?

África acaricia mi pelo mientras Marina dice frases para tranquilizarme, es importante contar con mi mejor amiga y mi hermana a mi lado, creo que no podría soportar todo esto sin ellas.

Minutos después logré calmarme, África y Marina me dijeron que tome una ducha mientras preparaban algo de comer. Sólo obedecí y me desvestí para entrar al cuarto de baño, cuando entré bajo el agua casi caigo al suelo, sentía mi cuerpo más ligero.

- ¿Albita?

- En el baño.

Grito y luego Marina entra al baño, sonrío para ella que me sonríe de vuelta, esa sonrisa disimulada de pregunta. Conozco a mi hermana, sé que quiere preguntarme si estoy mejor, pero sé que no lo hará sin mi permiso.

- Ven a comer, los sándwiches están listos. – Avisa y termino de vestirme, mantengo el cabello en una cola de caballo con una cinta, sonrió a mi propio reflejo. Estoy usando una sudadera negra del Real Madrid, una de las que más utiliza Natalia, tiene su esencia en ella y es muy bonita, como me gustan las sudaderas.

– Hm, sé de quién es esa sudadera.

Volteo hacia Marina sonriendo torpemente y ella entrecierra los ojos.

- Es mía.

- No, la tuya es blanca. – Levanto las cejas con sorpresa, ni siquiera sabía que tenía una sudadera así. – Pero es casi tuya de todos modos.

- ¿Por qué?

- Siempre has tenido la manía de usar la ropa de Natalia, especialmente las sudaderas.

- Ella tiene buen gusto con la ropa. – Me encojo de hombros, un intento fallido de justificarme. – No me mires así, ¿hice mal en tomar su sudadera sin su permiso?

- Obviamente no, estoy segura de que Natalia estará feliz de verte vestida con su ropa. – Marina cruza sus brazos debajo de sus pechos y me mira de pies a cabeza. - ¿Estoy mal o estás intentando mejorar las cosas?

Dejé salir un largo suspiro, muerdo la esquina de mi labio.

- Estoy tratando. – Admito y ella sonríe grande. - ¿Lo estoy haciendo bien?

Stupid Wife - Albalia adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora