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- Mami.

Oigo una voz al fondo, siento que algo me toca la cara. ¿Estoy soñando o alucinando? Conozco esa voz.

- Hm... Murmuro al abrir los ojos y bostezo. Miro a un lado y veo a Santi recargado en el borde de la cama, está con la manita en mi cara, tomo su pequeña mano y la beso. – Hola pequeño.

Mi voz suena soñolienta y siento mis ojos pesados, parpadeo unas cuantas veces y trato de sentarme, pero siento algo pesado sobre mi estómago, miro hacia abajo y veo a Natalia con su cabeza en mi abdomen y su brazo rodeando mi cintura.

- Mami, tengo hambre. Mamá no se quiere despertar.

Murmura, lo miro ahora con un enorme puchero en los labios y con los brazos cruzados sobre el pecho. Le sonrío, incluso enfadado Santi se ve precioso. ¿Este niño es real? ¿Cómo no pensar que es hermoso?

- Hambriento, ¿eh? ¿Qué hay de waffles?

- ¡Sí!

Grita con una gran sonrisa y cierro los ojos, sintiendo mi cabeza palpitar. Natalia se retuerce un poco y murmura algo que no entiendo, pero sigue durmiendo. Creo que ayer bebió demasiado.

- Está bien, pero no grites que despertarás a tu madre.

- Lo siento.

- Todo bien. – Con el mayor cuidado posible, retiro su cabeza de mi vientre y tiro de ella hacia arriba, apoyándola sobre la almohada. - ¿Qué esperas, joven? A la ducha, anda.

Comando, aunque sonriendo. Santi no dijo nada, sólo salió de la habitación rápidamente. Bostezo y lentamente me estiro, siento mi cuerpo un poco pesado. Todavía tengo sueño. Me levanto de la cama y voy hacia el baño, tomo una última respiración y miro a Natalia.

Siento que ahora las cosas se calmarán, o al menos mejorarán ligeramente.


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Pongo la mesa para el desayuno, Santi ya está sentado, uniformado y duchado. Una cosa curiosa que he notado es que Natalia y él son perfeccionistas acerca de la higiene personal, así como a ella le gusta siempre oler bien, a él también. Es increíble lo mucho que se parecen.

Natalia parece consentirlo mucho más que yo, a veces pienso en como éramos antes. Si yo era la madre que a veces lo regañaba, lo ayudaba con las tareas y era mandona, mientras tanto Natalia la madre lúdica, que lo lleva al parque, que come chucherías y no lo regaña.

Creo que debe ser algo divertido de ver. Es un tanto raro imaginar a los tres como una familia. Pero me estoy acostumbrando.

- Mami, ¿mamá no se levantará? Llegaré tarde al colegio.

- San, creo que tu madre está muy cansada, ¿sabes? Es mejor dejarla descansar.

Termino de lavar los platos y los pongo en el escurridor.

- Entonces, ¿tú me vas a llevar?

Pregunta y me vuelvo para mirarlo, sus ojos grises se fijan en mí, brillando con expectación. Siento un nudo en la garganta. ¿Qué hago ahora? No tengo idea de dónde está su colegio, no recuerdo saber conducir, y... No sabe que perdí la memoria. Ciertamente, lo he llevado a la escuela a veces, pero ahora no puedo, y tengo que encontrar alguna excusa ya que con toda certeza Natalia no se despertará ahora.

- Yo... no puedo. Mami tiene muchas cosas que hacer hoy. – Pienso rápido en una solución.– Pero sé que quién te puede llevar , voy a hacer una llamada y vuelvo.

Stupid Wife - Albalia adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora