En el brillo de las llamas rojas

Veinte y Dos

Meruem:

-Meruem- una voz suave y calmada me llamaba

- ¡Meruem! - reconocí esa voz, era mi padre, se notaba enojado

Me encontraba en el ropero lloraron, las lágrimas caían a mi barbilla y yo las secaba con fueras y rapidez tratando de que no se me escucharan mis sollozos para que mi padre no me encontrará, tan solo tenía 7 años y ya había experimentado lo que era el dolor y el miedo intenso.

Hace algunas horas estaba jugando alrededor de la mesa mientras que mi madre hacía de comer, padre y mis hermanos estaba afuera rezando al cielo mientras colocaban varias copas de vidrio en el suelo.

Yo por estar jugando en la mesa coche con ella y el vino cayó al suelo, pero no era cualquier vino era el vino que le ofrecía a el todas las tardes a el dios de la paz, mi madre volteo desesperada

-escóndete - llegó a mí y me empujó para que corriera ya que el ruido se escuchó fuerte y mi padre entraba furioso, y aquí estamos en esta situación tan espantosa, desde que mi padre comenzó a maltratarnos a todos yo no creí en los dioses.

Rogaba cada mañana, tarde, noche para que los dioses me ayudaran, para que mi padre ya no me pegara, pero no me escuchaban, los dioses no sirven para nada.

🐉

El día en que enterramos a mi madre yo me quedé en el cementerio, era una noche de lluvia y yo me había quedado parado frente a la tumba, odiaba el cómo eso me hacía sentir, culpaba a mi padre por la muerte de mi madre, odiaba a mis hermanos por abandonarme y comencé a sentir una pequeña envidia por mi madre ya que ella se había marchado y no volver a ver a la cara a ese imbécil.

- trágico- una voz me saco de mis pensamientos, voltee, era un hombre encapuchado de negro, un hechizo evitaba que el agua lo tocara

- ¿Disculpa? - dije tratando de mirar su rostro

-lo de tu madre, trágico- dijo parándose a mi lado-mi más grande pésame- coloco una rosa en su tumba

-Gracias- mire a la tumba, quizás ya no pensando lo mismo, la verdad es que la extrañaría mucho

-la era sin dioses comenzara pronto- mire a su dirección

- ¿perdón? - a que se réferi este loco

- los dioses no sirven para nada- me quede helado- ¿y si dejaran de existir? quizás lo malo del mundo se iría, si los dioses no hubieran existido ella seguiría viva- dio la vuelta y comenzó a caminar

- ¿a qué te referías con, la era sin dioses comenzara pronto? - voltee a su dirección

- ¿te interesa? -dijo sin voltear

- si dijera que si ¿qué?

- seria perfecto- pude notar que hizo una sonrisa, aunque no podía mirar su rostro-planeo matar a los dioses- lo mire sin expresión alguna, no sé si estaba jugando o no

- ¿cómo? - me coloque más firme

-uniéndote a nosotros- lo mire confundido

- ¿quienes?

-digamos que somos anti-dioses - ¿anti-dioses? no entendía- niño somos personas que odian a los dioses, planeamos acabar con ellos, su ciudad de seguidores, los dioses no deberían de existir no lo crees- y siguió su camino

No me parece una mala idea

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Tome la corona en mis manos y mire en dirección del rey

- tus servicios ya no son requeridos- la coloque en mi cabeza

- ¿qué aremos con él? - Scott señalo a Ares, quería asesinarlo de una vez, pero lo necesitábamos para el sacrificio