VIII: A mí una persona, a ti Rexona

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Habiendo zanjado el asunto, me despedí de Iván y le prometí que le avisaría cuando encontrara a su hermana. Agradecí que me diera las indicaciones hasta mi calle, puesto que no me quedaba otra que ir a pie.

Sin embargo, y por muy bien que hubieran salido las cosas en esa cafetería, el resto del mundo seguía igual. Ni siquiera sabía si esa chica sería capaz de ayudarme a recuperar a Becky. La única razón por la que confiaría en ella, sería porque era mi única opción.

Levanté la vista mientras vagaba por el vecindario, al percatarme de que mi actitud se había apoderado de mi subconsciente, y otra vez mi mirada se había estancado en el suelo, como recordándome donde estaba mi lugar. Abajo, muy abajo en la escala social.

Una persona, a la cual sería redundante mencionar, se había quedado sentada en el vacío que existencial de mi mente y no tenía ninguna intención de levantarse. La dibujé con el pensamiento, a mi lado, haciendo que aquella calle dejara de sentirse vacía y solitaria, al estar hablando de cualquier cosa.

Era como aquellos paseos de vuelta a casa a las dos y media. Siempre esperaba a que saliéramos juntas del instituto, y la observaba bajar por las escaleras del piso superior, sin perder la confianza en sí misma. No sé qué tenían aquellos viajecitos, pero claramente lograron hechizarme por completo y terminaron haciendo que me enamorara de ella.

¿Sabes? Tenían una cosa en común con mi situación actual: que no éramos nada.

Ya no...

Las memorias comenzaron a perseguirme otra vez. Aceleré el paso de manera inconsciente. Con lo que me había costado conquistarla... Para que me la quitaran en un abrir y cerrar de ojos.

Ni siquiera sabía con certeza por qué se había fijado en mí. En el fondo, muy profundo fondo, seguía con la creencia de que tan solo era una estúpida perdedora de la que esa chica mala se burlaba al cruzar por los pasillos. El ritmo de mi respiración comenzó a aumentar su intensidad, incluso aunque tratara de detenerlo.

Soy dramática, ahora me había quedado mucho más claro. Odiaba a llorar o mostrarme vulnerable en público, ya que eso me había traído aún más desgracias en anteriores ocasiones, pero si estás realmente harta, es inevitable.

Saqué mi móvil, instintivamente, y empecé a deslizar en nuestro chat. Parecía que cada vez retrocedía más en el tiempo. Aún sentía el tacto frío de mi piel, aunque no tanto como de madrugada. Muchos mensajes que incluían corazones hacían que el dolor se retorciera por mis entrañas.

Llegué hasta aquel día. De los más emocionantes de mi vida; aunque ahora que lo veía lejos, quizás se llevara el primer puesto. Me refería a aquella tarde tranquila, cuando planeamos aquella específica quedada, la cual, básicamente, se resumía en una palabra:

°‧★⋆ ˚。⋆Magia ⋆。˚⋆★‧°

No podía procesar que en la misma persona que había provocado una explosión de emociones incontrolables en mi cabeza al besarme, fuera la misma que había apagado esos fuegos artificiales al abandonarme.

Continué observando y moviéndome por las diferentes fechas.

Continué observando y moviéndome por las diferentes fechas

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Un paso en falsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora