¿Alguien en este universo es capaz de entender las matemáticas?
<<Si "b" es 5, "-b" es -5, +/- raíz cuadrada de "b" al cuadrado por...
Cuadrado, como un cubo de Rubik; como cuando Isaac leyó ese mensaje...
¿Qué estará haciendo Becky ahora?>>
Dejé el bolígrafo en la mesa. Entre que la asignatura no era, precisamente, mi fuerte y me distraía con suma facilidad, no terminaría los deberes en cien años, por mucho que quisiera.
Habían pasado unos cuantos días desde que apenas tenía libertad. Mis padres habían pasado de ignorarme casi por completo a estar pendientes de mí la mayor parte del tiempo, únicamente para asegurarse de que no volvía a cometer alguna fechoría.
¿Y la peor parte? ¡Harry tenía que llevarme en coche todos los días al ir a clase!
<<¡Su señoría, prefiero ser sentenciada a la silla eléctrica!>>.
̶V̶a̶l̶e̶,̶ ̶t̶a̶l̶ ̶v̶e̶z̶ ̶e̶s̶t̶o̶y̶ ̶e̶x̶a̶g̶e̶r̶a̶n̶d̶o̶.̶
Puse los pies encima de mi escritorio y traté de sujetar el boli con la nariz, claramente fallando en todos mis intentos. Miré hacia arriba, abatida.
Un momento, ¿qué era eso?
Achiné los ojos para fijarme mejor en un pequeño objeto que brillaba en lo alto de aquella amplia estantería repleta de libros. Sólo tenía claro que era de color verde, un verde esmeralda que también habría resaltado en cualquier otro lugar.
Me levanté de la silla y, al comprobar que no llegaba a alcanzarlo, sacudí el mueble para intentar hacerlo caer.
<<¡Ni que estuviera atado con una cuerda!>> me lamentaba mientras lo movía.
Nada, que no era capaz ni de conseguir un minúsculo elemento por mi cuenta.
Recordé la altura de Beck. Seguramente ella habría podido llegar hasta él. Si tan sólo hubiera estado allí...
<<Samara, deja de pensar en ella>> me recordé, aunque era inevitable.
Justo entonces, cuando ya me encontraba rendida, de brazos cruzados y otra vez sentada, la esmeralda descendió de lo alto del estante y llegó directamente hacia mí.
Lamentablemente, terminó en el suelo por culpa de mi reacción tardía.
Resoplé, pero invadida por la curiosidad, me agaché para buscarlo. ̶¿̶¡̶D̶ó̶n̶d̶e̶ ̶n̶a̶r̶i̶c̶e̶s̶ ̶s̶e̶ ̶h̶a̶b̶í̶a̶ ̶m̶e̶t̶i̶d̶o̶.̶.̶.̶!̶?̶ Moví cielo, mar y tierra para tratar de encontrarlo, pero lo único con lo que me quedé fue con el dichoso bolígrafo BIC cristal que pinta normal.
—¿Es que acaso aquí las cosas simplemente se las traga la tierra? —farfullé, visiblemente molesta.
Pero nada, no había ni rastro de aquello, así que finalmente me di por vencida.
El sonido de la puerta de mi habitación me sacó de aquella encrucijada mental.
—Hola Sam... ¿Qué haces?
Me di la vuelta para divisar a Isaac, quien agarraba el marco de esa misma con una mano, con expresión confundida.
—Nada, déjalo —le resté importancia, al tiempo en que me incorporaba.
No tardó más de dos segundos en acercarse hacia mi mesa, estudiar los apuntes que había sobre ella y tomar mi asiento antes de que yo tuviera la oportunidad.
—¡Oye, déjame sentarme! —Imploré, pero hizo caso omiso, como si hubiera perdido la capacidad auditiva.
Lo observé durante unos instantes mientras rellenaba la hoja de mi tarea.
ESTÁS LEYENDO
Un paso en falso
ParanormalDéjà vu. Todos lo hemos sentido alguna vez, en momentos puntuales, pero me da la sensación de que cada instante de mi vida está atrapado en uno. Me llamo Samara y tengo la peor suerte del mundo. Cuando mi familia y yo nos mudamos, supuse que sería u...