Quedan heridas

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En un amante,

no hay risaque no se alterne
con llanto.
-Sor Juana Inés de la Cruz




Mi querido Bilbo,

Espero que esta carta de encuentre bien. Me asombro tu última tan llena de política y literatura, debo decir que puedo ver la forma en la cual la sociedad del lugar te está cambiada ¿para bien? No podría decirlo realmente.

Aquí en Londres todo va de maravilla, mi embarazó es sano y ya estoy empezando a lucir una panza mucho más notoria. Drogo siempre me llena de regalos y cumplidos, estoy volviéndome un poco más mimada de lo normal, si eso es posible.

Pero mi carta es principalmente para invitarte a ti y al tío a pasar unos días en Londres. Veras, se va a hacer la Exposición Universal a final de mes. Siempre se realiza en París, pero esta vez podremos ir aquí mismo, van a traer salvajes de otras tierras, inventos, descubrimientos y será muy interesante sin lugar a dudas.

No aceptaré un no por respuesta Bilbo Bolsón. Iremos con Drogo, Maggot Proudfoot y Henry Lennox. Estoy seguro que estás ansioso por poder convivir con gente a tu altura después de tanto tiempo entre la gente de Milton.

Mi más grande cariño para ti y Bungo.

Tuya, Prímula Bolsón.


Bilbo leyó varias veces la carta, pero descartó rápidamente la posibilidad de ir a Londres. Su padre aún no se sentía del todo bien y por supuesto que no podía abandonarlo en un momento como ese. Aun así, estaba seguro qué ver otros rostros y respirar otro ambiente le serviría para relajar la tensión que sentía desde la huelga, aún no se había cruzado con Thorin, pero vivía con el constante miedo de que llegue a su casa para ver a su padre. , sin embargo, al parecer él también estaba tratando de esquivar esa situación.

—Hijo, no quiero que te quedes por mí. Por favor, ve a Londres con tu prima, sólo serán un par de días y estoy seguro que me puedo arreglar sólo. El médico ya dijo que me había encontrado mucho mejor.

—También dijo que no debemos descuidar de tu salud. Además... Debo confesarte algo. Y cuando lo haga creó que vas a entender mi punto de vista, pero no quiero que te enfades —Bungo miró a su hijo con miedo en sus ojos. Bilbo suspir pesadamente —Le escribí a Frederick, lo invité a venir y él respondió hace dos días, vendrá para el final de la semana.

— ¿De qué estás hablando Bilbo? ¡Frederick no puede venir a Inglaterra! ¡Lo sabes bien!

—Tranquilo padre, por favor. Sé que no puede venir, pero no es justo e ideamos un plan bueno. Nadie lo va a descubrir, jamás pondría en juego su vida y lo sabes. Además, en Milton nadie lo conoce, de hecho, todos creen que soy hijo único, no es tan complicado como si fuera a la Comarca donde nos conocemos.


Bilbo tardo horas en calmar a su padre, realmente se había arrepentido por momentos. Pero ya no había marchado atrás, aún arrepentido Frederick ya debía estar en un barco viajando hacia Inglaterra. Para el final de la semana la casa Bolsón era un hervidero de nervios, pero una leve felicidad se asomaba bajo los ojos de sus habitantes. Habían pasado demasiados años desde que no veían a Frederick y Bilbo no podía esperar a tener nuevamente a su compañero de infancia con él. Mientras Bungo le esperanzaba tener a su hijo nuevamente a su lado.

Al anochecer, cuando su padre ya estaba durmiendo, escuchó un suave golpe en la puerta, alarmado, Bilbo se levantó y encontró a un hombre alto que no reconocía parado frente a él. Se asustó y pensó en cerrar la puerta en la cara de aquel extraño.

Norte y Sur: un viaje inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora