03

137 27 59
                                    



Y U J I

─────────────────────



En cuanto acaba el himno, Yuji y Yuko se ven bajo custodia, que no es otra cosa que ser acompañados por los agentes de la paz hasta la puerta principal del Edificio de Justicia.

Una vez en el interior ambos se separan y lo último que Yuji ve de su amiga es un rostro lastimero y repleto de nervios. Aquello hace que una enorme presión se apodere de su pecho, ninguno de los dos debería estar viviendo una situación como esa. Nadie en realidad debería verse obligado a experimentar algo que fue producto de una rebelión del pasado.

Dos guardias de la paz sueltan los brazos de Yuji y lo dejan abandonado en una habitación, la puerta se cierra tras su entrada y este espera solo a que su hermano llegue para despedirse. Recordar aquello resulta mucho más difícil en esos momentos; más que nada porque no tiene ni idea de si volverá a verle con vida.

Mientras espera por su llegada, el chico se dedica a darle una larga vista a la habitación del Edificio de Justicia y sabe que es el sitio más lujoso en el que ha podido estar desde que tiene memoria. Hay gruesas alfombrar de seda bajo sus pies, de esas que hacen terribles cosquillas si las tocas con la fibras de tus dedos. Hay varios sofás a la vista pero en la que duda de sentarse, porque no siente las piernas.

La cabeza le da vueltas y solo tiende a acercarse a uno, para sostenerse de este. No se ve con las fuerzas necesarias para hacer frente a su hermano; no quiere en realidad que se dé paso por esa puerta, porque sabe que con solo verle las lágrimas lo atacarán y el miedo se apoderará de su interior para hacerlo trizas.

Sin embargo, sabe que si se niega a verle ahora, no sabe si se le concederá otra oportunidad después. Este es el tiempo que me conceden para despedirme, se repite en su cabeza una y otra vez, aguantándose las lágrimas de cocodrilo y apretando sus manos con fuerza.

Piensa en que al salir de esa habitación, las cámaras del Capitolio lo engullirán de inmediato, y más que nada porque no quieren perderse detalle alguno del nuevo tributo del doce; de ninguno en realidad, sabe que los tributos de los demás distritos deben de estar pasando una situación similar y no pone en duda de que estos momentos son difíciles para todos.

Yuji no cree que alguien en realidad disfrute de algo como esto.

Se asusta cuando repentinamente la puerta se abre de sopetón y con un golpe sordo. Pero al dirigir la mirada en aquella dirección, un nudo se forma en su garganta al reconocer a su único familiar con vida, a su hermano mayor.

Ambos permanecen en silencio durante unos segundos hasta que Yuji finalmente se aclara la garganta y nada más carraspea, ya sea para decir algunas palabras que de seguro se quedarán en el olvido cuando pise la arena, es la señal que necesita su hermano para lanzarse sobre él.

Lo atrapa con fuerza, enganchando sus brazos en su cintura y Yuji de inmediato reposa su frente en el hombro terso de su hermano mayor. Al momento siente que su cuerpo grande empieza a temblar y hace verdadera fuerza emocional para no dejarse llevar; porque sabe que si rompe a llorar, no podrá parar.

Se quedan abrazados por lo que parecen horas, pero cuando su hermano se separa con delicadeza de su lado y le toma de las mejillas, las siente ardiendo y que ese abrazo desaparece como un suspiro en el aire. Eso solo hace que la presión en su pecho aumente todavía más.

Los ojos de Chōso expresan miedo, confusión e ira. Tiende a apartar la mirada solo un momento, para mirar sus pies, realmente sin saber cómo despedirse de la única persona que ha conocido realmente desde que tiene memoria. No quiere decir adiós, no quiere temer no volverle a ver de nuevo. No quiere irse de casa.

𝗧𝗛𝗘 𝗛𝗨𝗡𝗚𝗘𝗥 𝗚𝗔𝗠𝗘𝗦, sukuna y yujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora