Capítulo 3

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—Alargamos la bienvenida —dice, tomándolo por el brazo. Con su ballesta ato una cuerda a la punta de una flecha con un fuerte nudo y dispara, asestando en un árbol. Ata la otra parte de la cuerda y reza a los antiguos dioses que le den la fuerza suficiente para cruzar.

Ambos jóvenes se distraen al ver a Viserys salir de sus ataduras. Es entonces que Cregan saca un gancho, toma a Jace por la cintura sintiendo como este le abraza y los impulsa a ambos. A mitad del camino, el hombre lobo salta a la cuerda y la termina de romper, pero benditos sean los dioses ambos cayeron en la tierra y el hombre lobo cayó al agua.

Aegon se siente enojado, frustrado, furioso. Jacaerys estaba aquí, intento liberar a su familiar y su aroma seguía ahí, el fuerte aroma a estrés.

—Tratamos y tratamos, pero me temo que no somos tan listos como el antiguo maestre Qyburn —comenta su fiel asistente, Maelys, con tristeza.

—¿En serio? —pregunta con sarcasmo—. Pues parece que el maestre se llevo la clave de la vida a su tumba —justo en ese momento aparece Viserys, quien sobrevivió a la caída al río—. Hay que atraparlos, quiero que mates a Cregan y traigas a Jacaerys vivo, no importa si tienes que romper sus piernas, ¡mantenlo vivo! —ordena al lobo, quien baja la cabeza en señal de sumisión y entendimiento.

Mientras tanto ambos jóvenes caminan a una choza destruida que vieron al caer al bosque para tratar, en vano, de protegerse de la lluvia.

—¿Estaca de vidriagon? ¿La estrella de siete puntas? ¿pensaste que no hemos probado todo? —se siente un completo fracaso en esos momentos y siente la rabia aumentar al escuchar la historia de Cregan—. Lo apuñalamos, lo golpeamos, le rociamos agua bendita por el mismo Septon Supremo y traida de la Ciudadela, lo estacamos en el corazón y aun así vive, ¿¡no lo entiendes!? —le grita, parando su caminata y encarándolo—. Nadie sabe como matar a Aegon.

—Pude haber utilizado esa información antes —comenta con su tono voz lleno de ironía.

—No me lo tomes a mal —responde, alejándose del confort del joven lobo—. Tenías razón… lo lamento, él ya no volverá a ser mi tío —escucha los pasos del Stark, lo siente acercándose hasta que queda a unos centímetros de su espalda y percibe un escalofrío recorrer su espalda cuando las cálidas manos del alfa lo toman de los brazos para voltearle y quedar frente a frente.

Una conexión inexplicable surgió entre ellos desde que se vieron esa primera vez en el pueblo, ambos pueden sentir la confianza crecer demasiado rápido y no les incomoda en lo absoluto.

Cregan iba a hablar cuando escuchan el crujir de las maderas debajo de ellos para pocos segundos después sentir como éstas se desploman. Ambos caen entre escombros que amortiguaron un poco los golpes.

El sol se encontraba en su punto más alto y Sam recién despertaba luego de una larga noche con sus libros. Una pesadilla le ataca cuando revive el primer día en Kings Landing, a lo que se levanta del sillón lo más rápido que puede y ve a Gilly, la joven a la que salvo la noche anterior en otro sillón durmiendo cómodamente.

Que hermosa —piensa con ternura.

Inconscientemente se recarga en una pared y siente como la decoración de esta cae, a lo cual se aleja con rapidez.

Repentinamente la pared cambia a una pintura de dos caballeros con armadura y unas inscripciones en la orilla de esta. Algo que destaca de la pintura, a primera instancia, son los símbolos en el pecho de los caballeros.

El de la izquierda posee una armadura plateada por completo, pulcra, y con el símbolo de los Stark en su escudo; el caballero de la derecha tiene una impresionante armadura negra con el dragón de tres cabezas de la casa Targaryen en su pechera, pero en lugar del rojo clásico de la casa, estaba adornada de oro en su lugar.

Can't catch me now - Jacegan/JacegonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora