Capítulo 4: ¿Culpables los dos?

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Le di a mi cuerpo la oportunidad de reaccionar como se le diera la gana.

Jaekyung apoyaba todo su cuerpo contra el mío. Me estaba dejando consumir por él y de forma consciente liberé feromonas para que pudieran encontrarse con las suyas creando un aroma nuevo y agradable que parecía relajarnos y tomar las cosas con más calma.

Su boca acarició mi mejilla y sus suaves labios de deslizaron con ligereza hacia los míos. Su boca rozó la mía y cada vez que nuestra piel entraba en contacto, me recorrían esos escalofríos eléctricos que me hacían buscar su mirada y acunar su rostro para preguntarle si se encontraba bien.

—Sí—susurraba en respuesta y de nuevo, me envolvía en sus brazos.

Me sentí valioso e importante, me sentí como algo frágil que merecía ser tratado con delicadeza y caí en cuenta que, para ser mi primera vez en esas circunstancias, estaba bastante tranquilo.

Confiaba en él, confiaba en Jaekyung que me acariciaba con extrema lentitud.

Su cuerpo encajaba con el mío creando algo peligroso. El calor que emanaba su piel, era tan intenso como el olor que emanaban sus feromonas, su proximidad me aceleraba el corazón y sin esperarlo, me sorprendió el gemido que escapó de mi garganta en el momento que su lengua me recorrió el pecho y me hizo arquear la espalda.

Jaekyung flexionó las caderas haciendo que entrásemos en contacto por la zona de la entrepierna y solté otro gemido.

—Eres tan lindo Kim Dan— besó cerca de los ojos y me tocó una mejilla—. Nunca me había sentido de esta forma con nadie— sus palabras crearon una reacción en cada rincón de mi alma y volví a escuchar esa frase en mi cabeza. Despertaba en mí, emociones demasiado poderosas y le dediqué una sonrisa.

—Me siento de la misma manera— sus labios rozaron los míos, desde mi mejilla hasta la mandíbula donde mordisqueó con dureza y exhalé largo y profundo.

Cuando volvió a moverse hacia mí, noté su embestida desesperada en una búsqueda por tenerme más cerca y noté también que mi cuerpo se había rendido ante él, mucho antes que mi mente.

—Tengamos un bebé— dijo de pronto y antes de que pudiera responderle, volvió a mordisquearme la mandíbula, más suave para ir bajando por mi cuello. Su boca se detuvo en ese punto tan sensible justo debajo de mi oreja—. Por favor— exhaló y esa fue la última advertencia que recibí antes de que su boca descendiera más allá de mi clavícula y que succionara uno de mis pezones.

Arqué la espalda mientras le revolvía el cabello y me liberó para volver a mirarme durante un breve instante. Comprendí que debía decir algo.

—Sí. Tengamos un bebé— eso era lo que estaba esperando de mí.

Separó mis rodillas y empezó a tocar mi interior. De vez en cuando me mostraba cuan mojado estaba.

Abrí la boca, pero no me salieron las palabras y quedé con la mirada fija en la suya mientras estimulaba mi entrada buscando el punto que me hiciera experimentar satisfacción pura.

El placer que provenía del lugar en el que me estaba tocando, hizo que emitiera un ruido ronco entremezclado con su nombre.

—Jaekyug, espere...— solté una súplica silenciosa y él se concentró en su tarea.

—Kim Dan— dijo en silencio con los ojos encendidos y me traspasó con su calor.

El orgasmo que alcancé con sus dedos me inundó rápido y sentí que bastaba con eso. En sus labios se dibujó una sonrisa y no fui capaz de sostenerle la mirada.

Intenté cerrar las piernas y me tragué el nudo que tenía en la garganta, luego recordé que los bebés no se hacían sólo con sus dedos entrando y saliendo de mí.

Atemporal (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora