Capítulo 5: Cuando las cosas se vuelven incómodas

1.5K 244 53
                                    

Todavía no podía acostumbrarme a los síntomas que acompañaban al embarazo, me la pasaba entre la cama y el baño para sobrellevar el mareo y las náuseas, apenas si podía comer pequeñas raciones de sopa y no tardaba mucho en sentirme lleno y asqueado.

Cuando llamaron al timbre, pensé que sería otro de esos mensajeros que llegaba con alguno de esos obsequios que los conocidos de la mamá de Jaekyung no habían dejado de enviar y bajé las escaleras tan rápido como pude.

En realidad, era Yoon Gu. Agradecí infinitamente su presencia porque sabía que en el fondo me sentía solo y no pensaba que mi relación con Jaekyung estuviera funcionando, por otro lado tenía en puerta el problema con mis padres a los que no me atrevía a decirles que estaba casado y que pronto se convertirían en abuelos.

—Vaya— él miro de arriba abajo y contempló con especial interés los regalos amontonados cerca de la puerta—. Tu casa es...

—¿Innecesariamente espaciosa? — me adelanté con una sonrisa y se adentró asintiendo mi descripción.

—Te imaginaba viviendo en algo más... no sé; acogedor, supongo.

—La mamá de Jaekyung insistió en que merecíamos algo digno para vivir.

—Cuéntamelo todo ¿Qué tal la vida de casado?

—Mejor cuéntame tú ¿Cómo vas con eso de los entrenamientos? — me apresuré en cambiar de tema, no había mucho que decir de mi matrimonio y la verdad es que era muy probable que terminara llorando. Con lo sentimental que estaba no me soportaba ni yo mismo.

—Necesito un mejor entrenador. El que tengo ahora se la pasa diciéndome que no tendría futuro en la MFC, yo en cambio, pienso que estoy listo. Me estoy planteando unirme a algún equipo. He investigado y si me hago de popularidad en los sparrings de gimnasios, podría ganar cierta reputación y quizá un entrenador sepa apreciar mi enorme talento.

Me sentí aliviado de oírle hablar y verlo siendo el mismo de siempre.

—Oye Dan ¿Te encuentras bien?

—Por supuesto que sí.

—Das la impresión de haber perdido peso y estás más pálido que mis camisetas blancas.

—No exageres ¿Quieres beber algo? — cuando intenté ponerme en pie, se me nubló la vista, todo el panorama que me rodeaba se oscureció y creo que perdí el equilibrio. Hubo una sensación ensordecedora y la puerta se abrió a nuestras espaldas.

Yoon Gu me sostenía como le era posible, Jaekyung se acercó preguntando qué era lo que estaba pasando y pese a que traté de decir que todo iba bien y quise presentarlos, perdí la oportunidad.

Cuando abrí los ojos me encontraba en la cama de mi habitación.

Parpadeé varias veces y la confusión me hizo mirar por la ventana y descubrir que había anochecido.

—¿Cómo te sientes? — dijo Jaekyung entrando con un jugo y galletas para ofrecerme.

Conseguí sentarme con su ayuda y di un sobro al jugo porque las galletas no me pasaban.

—¿Y Yoon Gu?

—Tu amigo tuvo que irse. Lucías muy cansado.

—Estaba un poco mareado, es que casi no he dormido.

—El médico viene para verte.

—¡¿El médico?! — me sobresalté y la fría actitud de Jaekyung permaneció ahí como ese muro invisible que me impedía decirle que todo lo que necesitaba era que durmiera a mi lado y me abrazara para hacerme sentir que le importaba, aunque no fuera cierto.

Atemporal (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora