Juego de tronos de una joven

Capitulo 30

Un agradecimiento especial a Shaddy por la revisión!

Capítulo 30

Acababa de salvar a mi abuelo de una criatura sobrenatural que podía cortar acero con facilidad. Eso no era importante, no ahora. Necesitaba ver cómo estaba Brienne. Ella era mi guardaespaldas más capaz; no podía estar muerta. Ella simplemente no podría serlo.

La sangre se filtró por el corte diagonal a través de su yelmo. No podía decir si estaba respirando debido a la armadura que llevaba. Me desabroché la correa y me quité el casco. Allí – ella estaba respirando. Su rostro estaba cubierto de sangre. La herida se extendía desde su mejilla hasta la base de su nariz, el borde de la cuenca del ojo y luego a través de parte de su frente. Afortunadamente, parecía que la herida no era demasiado profunda; de lo contrario, ya estaría muerta.

"¡Tráeme leche de fuego, aguja e hilo y vendas, AHORA!" Es posible que mi compostura haya perdido un poco.

Los demás a mi alrededor todavía estaban confundidos y alarmados, empeorado por el hecho de que Stannis estaba atacando. Obviamente, el momento del ataque y este intento de asesinato estaban relacionados. No fue difícil darse cuenta de que el adorador de R'hllor que tenía acceso a la magia de ilusión era probablemente la fuente de este asesino en la sombra.

Ser Barristan me tocó el hombro, "Myrcella, debería ir a liderar a tus hombres".

"Sí, por supuesto, ocúpate de ello", respondí.

"Dejaré a Ser Arys aquí contigo." Salió cojeando de la tienda cuando los sirvientes entraron con los artículos que había solicitado, además de un maestre. El maestre inmediatamente revisó a Lord Twyin mientras yo rápidamente vertía leche de fuego en las heridas de Brienne. El dolor la hizo gemir y recuperar el conocimiento.

"No hables, no te muevas, especialmente tu cara. Estoy bien y tú también lo estarás". En voz más alta grité: "¡Leche de amapola, tráela!".

Brienne obedeció y permaneció en silencio. Mantuvo cerrado el ojo que tenía la herida cerca; sin embargo, pude ver miedo en su otro ojo.

En la tienda todavía reinaba el caos. Vagamente pude escuchar a mi abuelo dando órdenes, y luego la mayoría de la gente en la tienda se fue. Sabía que se estaba librando una batalla, pero eso parecía carecer por completo de importancia en ese momento.

No, espera, era importante. Si la batalla iba mal, tendrían que trasladar a Brienne. El maestre se arrodilló a mi lado.

"Una herida cruel, pero no creo que sea fatal. Yo puedo coser, mi señora."

Estuve tentado de hacerlo yo mismo (alguien más podría equivocarse); sin embargo, el maestre tenía un eslabón de plata en su cadena, por lo que debería conocer su oficio. A Brienne le administraron leche de amapola para aliviar el dolor mientras le cosían la cara.

Me puse de pie; Había hecho lo que podía. Ser Arys me estaba mirando. "Princesa... quiero decir, Lady Baratheon, ¿cómo lo hizo? Fue tan rápido.

Le arqueé una ceja, "Sé tanto como usted, ser. Supongo que el resto de mis comandantes se han ido a liderar a sus soldados".

"Sí, mi señora."

La criatura de las sombras fue un acontecimiento alarmante. Lo único que parecía funcionar era el acero valyrio. Parecía corpóreo: ¿podría una persona lo suficientemente fuerte afrontarlo? ¿Mantener presionada su espada mortal y sombría? ¿El fuego actuaría en su contra? ¿Necesitaba respirar como una criatura normal? ¿Por qué mi daga había funcionado y nada más? Tenía muchas preguntas y ninguna buena respuesta.