Juego de tronos de una joven

Capitulo 41

Está es una traducción sin fines de lucro todo el crédito al autor Failninja.

Como siempre, ¡muchas gracias a Shaddy por la revisión!

Capítulo 41

Sansa no era Arya. No tenía ningún deseo de ser guerrera o bailarina del agua. Sansa observó a Arya entrenar con el extraño hombre llamado Syrio, pero ella misma hizo poco. Ella sí permitió que le enseñaran a sacar un cuchillo y matar con él; Las historias de la Torre de la Mano eran demasiado vívidas y aterradoras como para que ella renunciara a aprender a defenderse por completo.

A menudo cenaban con la reina, la princesa y Melisandre. La Dama Roja, o la Bruja Roja, como algunos la llamaban, fue mucho más cordial a su regreso a Dragonstone en comparación con sus interacciones anteriores. Regularmente intentaba entablar conversación con Sansa y su hermana. Arya fue brusca, pero su madre y Mordane le habían enseñado mejor a Sansa, y ella se comportó como debería hacerlo una dama adecuada. Al menos ella defendería el honor del Norte de manera digna. Sansa se había acercado más a Arya y habían resuelto gran parte de sus diferencias infantiles anteriores. Su hermana pequeña había madurado, pero en muchos sentidos seguía siendo la misma niña irresponsable y salvaje que actuaba por debajo de su posición.

Los guardias Stark le contaron que se rumoreaba que Melisandre había confiado en visiones para guiar al Rey, sólo que esas visiones llevaron al ejército al desastre. Afortunadamente, su padre y sus hermanos no sufrieron daños. Oraba regularmente por su regreso sano y salvo de la guerra.

Sansa extrañaba el espectáculo de Desembarco del Rey, los grandes caballeros, el torneo y todas las damas nobles y los chismes de la corte. En comparación, Rocadragón era un lugar lúgubre. Incluso preferiría estar en casa en Winterfell con su madre. Extrañaba a Catelyn y al pequeño Rickon. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo; quizás lo que más extrañaba era la seguridad y tener a toda su familia unida. Sansa se había resignado a estar separada de su familia una vez que se casó con Joffrey, pero ahora no se casaría con él y seguiría separada de ellos. Todo fue tan injusto.

Poco después de recibir la noticia de que su tío Edmure había sido capturado, Melisandre se acercó a Sansa mientras cosía. Lady guardó silencio, pero sus ojos siguieron cada movimiento de Melisandre. Sansa podía sentir la desconfianza irradiar de su lobo huargo; Era una sensación extrañamente inquietante, como si estuviera en dos lugares a la vez.

"Lady Sansa, las mareas están cambiando en la guerra. ¿Qué haría usted para asegurarse de que su familia esté a salvo?"

"¿Qué puedo hacer?"

"Hay mucho que puedes hacer. Deseaba que te conocieras mejor a ti y a tu hermana antes de pedirte esto, pero el tiempo es corto y pronto te enviarán a Winterfell".

"¿Winterfell? ¿Nos vamos a casa?" Preguntó Sansa, con una repentina esperanza surgiendo en su pecho.

"Sí, niña. Se podría perder una oportunidad. La noche es oscura y llena de terrores, si no actuamos, sólo se oscurecerá más. Te vuelvo a preguntar, niña lobo, ¿qué darías por ver a tu familia a salvo?"

"Haría cualquier cosa… solo que no entiendo – ¿qué estás preguntando?"

"Tengo regalos que me ha dado el Señor de la Luz. Con el sacrificio adecuado, puedo hacer grandes cosas y fortalecer mi conexión con el Dios de la Llama y la Sombra".

Sansa se sintió incómoda. Ella era una hija de los Siete; Esta charla sobre R'hllor siempre la hacía retorcerse. Los Dioses Antiguos del Norte eran una cosa, pero esta deidad extranjera le ponía los dientes de punta.

"¿Sacrificio?"

"De sangre; tú y tu hermana descienden de los Reyes del Invierno. Hay poder en ello", respondió Melisandre, con sus ojos rojos imposibles de apartar la mirada. "Con sangre, que no es suficiente para matarte o hacerte daño permanentemente, puedo hacer mucho más. Puedo perforar el velo del misterio sobre los mañanas venideros, y mucho más".