Si no estuvieras.
Narra Galilea:
Paso una semana, no había tenido contacto con él, ni con Marta, ya me había mudado de la casa de mis padres, el único que posiblemente sabia mi dirección era el padre de Marta, a pesar de que tengo un rencor hacia él, es solo porque su mafia mato a mi hermana mayor.
La extrañaba tanto y aun no sabía si él tenía culpa alguna en ello, pero ya tenía a la persona que había matado a mi querida hermana, de hecho, ya había acabado con la vida de esa horrible persona, sabía que la ley no daría la condena justa, el merecía más dolor del que le pude dar, desp*je su cuerpo, eso es lo mínimo que un viol*ador como el merecía.
Ese era mi verdadero odio encontrar de Marta y su padre, lo que, si es que le agarre afecto al señor Marco, era como mi segundo padre, pero apuesto mi alma que él sabe quién era mi hermana, por suerte mi nombre verdadero nadie lo sabía excepto Lufer, por ello pude entrar tan fácil a esta mafia.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no note cuando acabo la clase, un chico pelirrojo de ojos color café muy obscuros se acercó a mi sacándome de mis pensamientos.
¿Estas bien? ~ Dijo con una voz calmada, que a cualquiera que le escuchara enamoraría.
Claro, solo pensaba~
Bien, tengo que irme, pero espero volver a verte~ Y sin más salió del salón, agarré mis cosas y salí de aquel salón, ese chico era lindo, creo que me puse un poco roja, como me puede parecer lindo un chico que ni si quiera conozco, solo lo he visto un par de veces en clase, pero no es como que hablemos.
Solo sé que se llama Héctor, es un lindo nombre. Pero no debería estar pensando en eso, solo debo de pensar en cómo hare mi trabajo de hoy, tengo que matar a un pez gordo del gobierno Joha, no es feo, pero es un hombre completamente desagradable, hace tráfico de mujeres para enviarlas a la cárcel y que los presos mantengan relaciones sexuales con ellas.
Así que hoy me toca ser una presa y matar a mi cazador. Lleve a cabo el plan, pero al final él quiso sobrepasarse conmigo y fue ahí donde corte su garganta.
Una vez pude regresar a casa, removí la peluca rubia que llevaba puesta, despinte mis labios y me acosté en el sillón principal de la sala.
Quisiera poder salirme de todo esto, pero estoy cerca de lograr mi objetivo, ahora más que nunca es cuando no me debo de salir, mi teléfono empezó a sonar, era un numero desconocido llamándome, conteste, para mi sorpresa era aquel chico pelirrojo que su piel es pálida.
H..hola~
Hola~ Dije con una sonrisa recobrando un poco la felicidad y la tranquilidad
¿Eres Galilea? ~ Dijo con una voz firme, pero a la vez tímida
Si, y tú eres? ~
La platica telefónica duro hasta aproximadamente las 3 de la mañana, aquel chico se había quedado dormido en la llamada. Se me hacia un chico muy listo.