Capítulo 4

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—Dime ¿aún me llaman la Duquesa Oscura? —le preguntó, con una oscura diversión coloreando su
tono—. ¿O han adoptado ese otro nombre, la Diabla de Dover? -Camila inhaló bruscamente cuando se giró para mirarla. —Veo que todavía lo hacen. Bien, mi querida señorita
Cabello, has cruzado un peligroso umbral. Has atravesado las puertas del diablo, como dicen —la cogió por los hombros con fuerza.

Camila no tuvo tiempo de reaccionar cuando la empujó hacia el sofá. Pero un momento después recobró el juicio y la golpeó en la cara. Lauren se recuperó del golpe más rápido de lo
que ella esperaba, y el hombro le dolió como castigo por el esfuerzo. La oji verde le cogió las muñecas y las inmovilizó contra los cojines del asiento.

Ella gritó con fuerza, más por el dolor y el miedo que por la rabia.

—¡Suéltame! —no sería capaz de detenerla, no sería capaz de hacer nada si ella…

Destellos de recuerdos, de luchar contra George y sus hombres, solo la hicieron gritar más fuerte. Esta mujer podía hacer fácilmente lo que tres hombres habían luchado por conseguir hacía solo unas horas. Al parecer, la pesadilla no terminaría. Agotada, cogió una bocanada de aire mientras sus pulmones ardían.

—Adelante, grita. Nadie vendrá. Esta es la casa de un demonio, y te has alejado demasiado de la seguridad —Lauren se rio y la soltó. Ella se quejó mientras el dolor le recorría el
hombro en oleadas. La duquesa dio un paso hacia atrás y entrecerró los ojos cuando ella presionó el brazo herido contra su pecho—. No pude haberte hecho tanto daño, apenas te he tocado —murmuró, en parte para sí misma.

Camila cerró los ojos, esperando que
volviera a atacarla, a hacerle más daño, pero cuando abrió los ojos, Lauren la miraba con ¿preocupación?

—Tú no has… Yo… —ella jadeó, respirando a través del dolor—. El carruaje se volcó, como he dicho… y mi hombro se llevó la peor parte de la caída.

¿Por qué sentía la necesidad de dar explicaciones? Ella no lo sabía.

La oji verde siguió mirándola fijamente.

—¿Por qué no vamos arriba y te echo un vistazo? —Lauren hablaba tan suavemente que, por un momento, ella sintió la tentación de confiar en aquella oji verde , en esta mujer a la que hasta hoy solo conocía por su aterradora y legendaria reputación. Su mirada seguía fija en el brazo de Camila, y esa necesidad de confiar en Lauren, de confiar en alguien,
empezó a crecer. Hasta que sus ojos se posaron en los de ella y vio el deseo en su mirada. Y entonces resurgió el consejo de su padre de no bajar
nunca la guardia. No podía confiar en que la oji verdd se comportará de forma pasiva por mucho tiempo. Esta mujer era un demonio. En su rostro se veía claramente lo que deseaba de ella.

—Si intentas sacarme de esta habitación, exijo un intento
de defenderme con honor —Camila levantó la barbilla y la miró de una manera desafiante con todas las fuerzas que le quedaban.

—Entonces… ¿no te someterás a mí si decido violarte? — Lauren parecía extrañamente divertida por la indignación en su tono, y su propia voz sonaba como si estuviera bromeando, pero ningúna persona decente se burlaría de una dama con algo así. Se inclinó hacia ella, apoyando una mano en el sofá y la
otra en su hombro sano, inmovilizándola.

—¡Claro que no! ¡No tienes derecho a tocarme! —Camila forcejeó, intentando liberarse del agarre en su hombro, pero Lauren la mantuvo quieta con aparente facilidad. En lugar de ceder a su propio miedo, se dejó llevar por la ira. Ella era una mujer baja, pero no débil. Se había convertido en una experta en
evasión cerca de su padrastro, pero justo ahora no había ninguna evasión posible. Ella tendría que usar su ingenio como un arma hasta que pudiera conseguir algo más que
pudiera blandir.

Le diable se cache (Adaptación Camren  G!p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora